Hace apenas un año se publicó el Atlas de Botánica Argentina en la colección Fuera de Serie de Ediciones Ampersand. Después de sumergirnos en las ilustraciones, pero sobre todo en la historia y en el tipo de empresa que cifra este pequeño y colorido volumen de tapas duras, es verdad que nos encontramos frente a algo fuera de serie.
El libro de la Licenciada en Geografía y doctora en Filosofía y Letras (área Historia) por la UBA Carla Lois, tiene dos caras: por un lado es un bello libro ilustrado de la flora argentina; pero por otro lado narra, a través de esas mismas ilustraciones, una irrepetible y ambiciosa empresa científica y cultural concebida en 1913 por el naturalista Miguel Lillo y continuada luego desde la Universidad Nacional del Tucumán: la recolección de todas las especies del país, su clasificación y presentación en los gigantescos y lujosos tomos del Genera et Species Plantarum Argentinarum que se imprimieron en el país entre 1943 y 1955.
De esos tomos provienen las ilustraciones del Atlas, y es esa historia, — la de esos hombres y mujeres, científicos, ilustradoras, imprenteros —, la que Carla Lois repone de manera magnífica en la introducción al libro. Se trata, en todo caso, de que los lectores actuales podamos tomar dimensión de lo que estamos mirando, de la calidad técnica, del tipo especial de trabajo y aporte a la ciencia, pero también al arte y a la historia editorial que representan el Genera. Nadie mejor que la propia Carla Lois –ella misma un descubrimiento para nosotros, y cuyos libros seguiremos leyendo – para contarlo en La Biblioteca Salvaje.
Fragmentos de la entrevista
I
"Lillo era un naturalista argentino que trabajó hasta su último día (1862-1931) y tenía un proyecto personal que era hacer una taxonomía de toda la botánica, la flora argentina, inspirado en la taxonomía de Linneo (Species Plantarum, 1753). Lillo estaba tratando de implementar en la botánica argentina un sistema de clasificación que en ese momento era el modelo para la ciencia en todas partes del mundo. Se trababa de ponerse a la altura de lo que estaban produciendo otros países como Chile y Brasil. En los países nuevos, como resultado de los procesos independentistas, se estaban produciendo sus propias narrativas nacionales, y entre ellas, los inventarios de los recursos; los recursos naturales, los recursos territoriales, se estaban produciendo Atlas cartográficos”.
II
"La idea de Atlas remite a una compilación, y en ese sentido cuanto más exhaustiva, mejor. Se trata de una clasificación que tiene una dimensión cartográfica porque una parte de la obra consiste en situar geográficamente y relacionar con las condiciones climáticas, los grupos de plantas. Técnicamente es una compilación de aquellas plantas organizadas por familias con los nombres existentes, pero también hay una serie de descubrimientos como resultado de la exploración. Lillo tenía un herbario propio que había coleccionado durante muchos años y que a su muerte es heredado por el Instituto Lillo, más tarde convertido en Fundación. A partir de ese herbario se identifican nuevas especies a las que se les van poniendo nombres de investigadores locales, el propio Lillo tiene unas cuantas. La ventaja de cualquier taxonomía es crear categorías definitivas y sobre ellas incluir lo que se va conociendo. Esa es la potencialidad epistémica de esta manera de organizar el conocimiento. Lo que en ese momento estaba validado como científico. Esa empresa que dura más de veinte años es muy costosa".
III
"Para describir el trabajo del Genera... hay que mencionar, por un lado, el proceso histórico que ocurre en torno a la Segunda Guerra Mundial donde muchas mujeres se ven incorporadas al mercado de trabajo de una manera casi compulsiva, porque no hay hombres que ocupen esos lugares, si bien en argentina eso no ocurre por razones obvias. Hay todo un tono de época en donde las mujeres no solo se forman, hacen cursos y se dedican a tareas creativas en el ámbito doméstico si no que esas mismas habilidades las transmiten al ámbito productivo. El dibujo, el bordado, las imágenes... había una larga tradición de mujeres vinculadas a lo estético. En ese momento empiezan a formarse las mujeres en ámbitos de escuelas, particularmente en la Escuela de Dibujo y Artes Aplicadas de la Universidad de Tucumán, pero había otras. Salían con título habilitante, y la fundación que produce el Genera… las contrata para que ilustren el trabajo de los científicos; naturalistas y botánicos que estaban conformando los herbarios".
IV
"Esos materiales tenían una vida útil muy corta porque los especímenes se destruyen y degradan, entonces la intervención de las ilustradoras era realmente importante desde el punto de vista intelectual. No estaban copiando dibujitos, tenían que intervenir sobre eso que observaban con la ayuda y asistencia de los naturalistas porque ellas producían una imagen que no era literal, no era un retrato. Había que pensar lo que se llama una "imagen razonada", si una planta estaba comida por un hongo no dibujaban el hongo. Creaban algo que no es real sino realista porque apunta a que sea identificable. Esto se hacía a nivel mundial en los viajes científicos para que aquellos que recorrían zonas lejanas en barcos tuvieran una especie de catálogo visual a partir del cual pudieran reconocer lo que veían. Era importante que esa imagen que tenían fuera lo más estable posible. Por ejemplo, que permitiera reconocer especímenes en distintos estadios de crecimiento y además en las distintas etapas de conservación o afectación por hongos, enfermedades o insectos. Cuando sale el primer tomo del Genera... 1943 el diario La Gaceta de Tucumán lo destaca como un alarde técnico no solo por las ciencias botánicas sino por las artes gráficas nacionales".
*La Biblioteca Salvaje. Conversaciones sobre literatura con Agustín Alzari