Algunos relatos de Ciudades, campos, pueblos, islas (el flamante libro y biblioteca digital que lanzó el Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe) ya son legendarios. Otros esperan ser descubiertos. Todos portan un rasgo distintivo —el cruce entre el relato moderno y un interés decidido por el propio territorio— que atraviesa las cuatro décadas donde se forja el espíritu de la narrativa clásica santafesina, desde comienzos de 1930 hasta fines de 1960.
Mateo Booz y Alcides Greca fueron pioneros en este sentido, con sus observaciones certeras, desprejuiciadas y por momentos casi documentales. Las obras de Juan José Saer, Jorge Riestra, Luis Gudiño Kramer y Gastón Gori revelan el magnífico desarrollo que le aguardaba a esa idea.
En esta biblioteca salvaje una charla sobre cómo fue el proceso de leer (y releer) los clásicos para volverlos a presentar a las nuevas camadas de lectores.