Unas semanas atrás, conversábamos en la columna sobre la literatura de los
escritores argentinos que viajaron a China entre 1950 y 1960, y sobre un libro poco conocido:
600 millones y uno, de un escritor no muy frecuentado,
Bernardo Kordón. Nos llegó un mensaje del escritor
Marcelo Britos -oyente del programa- avisando que venía investigando a Kordón. Al aire, ahí nomás, prometimos invitarlo al piso y dedicar un micro a charlar sobre este autor. Y cumplimos.
Hablamos de los avatares de Kordón: un narrador de calidad, prolífico, que tuvo un destino literario muy fluctuante, con una curva declinante hacia el final de su carrera. Murió en Chile en el 2002, nos contó Britos, bajo un manto de olvido.
Teníamos en la mesa, para entretenernos, una primera edición de su primera novela “Un horizonte de cemento”, editada por la AIAPE, una agrupación vinculada al comunismo criollo. Los personajes de Kordón suelen ser marginales, como el linyera de esta excelente novelita. Siempre se confundió este hecho con la militancia de su autor, y se lo menospreció por juzgarlo un escritor social, atado a moldes. Como un presagio, un selló colocado (especulamos que por él mismo) en la portada de esta primera edición, justo debajo de su dedicatoria, reza: "NOVELA no es tesis, trama, retórica y toda máquina convencional de 50.000 palabras. NOVELA es lograr expresar la condición de aventura intensa y mágica de la existencia del hombre". Y vaya si lo logra...
La charla nos permite sumergirnos en el mundo de Kordon desde la perspectiva de otro escritor, Britos. Un mundo dentro de otro mundo. Como las cajas chinas.
Una puerta abierta a la literatura argentina. Conversaciones con Agustín Alzari...
descargá nuestros contenidos acá