Con la publicación de La felicidad de los animales (Bajo la Luna), el libro que reúne en un solo tomo los siete libros que Sonia Scarabelli escribió entre el año 2000 y el año 2021, los lectores de poesía pudimos acceder por primera vez al recorrido singular, de una calidad excepcional, que su obra va hilvanando a lo largo de esas dos décadas.
Los asuntos, los motivos de su poesía, difícilmente cambian. No es esa su búsqueda. Pero el tiempo sí hace su juego, y la palabra, la sintaxis, el poema responde con una novedosa forma a esas nuevas preguntas. Sonia recibió el último Premio Provincial de Poesía “José Pedroni” y su obra, cabe decirlo, no es ningún secreto. Aunque aporta, para nuestro deleite, y sobre todo en estos tiempos, una voz de lo ínfimo, de lo secreto, de lo íntimo, de lo familiar como un espacio sagrado.
Fragmentos de la entrevista
I
"Mantengo una relación un poco extraña con la cuestión de la publicación. Siempre me da mucha alegría cuando sale un libro y disfruto mucho de trabajar con la idea de un libro de poemas, pero no tengo una relación especialmente intensa con la publicación. No es el primer deseo que tengo, imaginarme eso ya publicado, si no que más bien tengo una demora. Cuando ya aparecieron los poemas hay un momento en donde decís "ya está, esta forma de la voz ya está madurando alguna cosa", entonces empezás a mirar ahí y para mí una más bien se entera de lo que está escribiendo que tener un programa de escritura, te vas enterando de lo que va pasando con los poemas".
II
"Cuando salió en el 2008 "Flores que prefieren abrirse sobre aguas oscuras” ya están definidos esos temas. A mí no me gusta mucho la palabra "temas", sí esto de que hay motivos, insistencias, lugares donde volvés a poner el ojo, el interior también, no solo la mirada directa. Me acuerdo que hablaba con una amiga, poeta también, y le decía "bueno, y de qué más voy a escribir ahora", siempre vuelvo sobre lo mismo (En su poema "Ni para contar cinco" dice: Son tan poquitas al final las cosas de las que me gusta escribir, el número no cierra ni para contar cinco: la familia, los pájaros, las plantas, algunos bichos más, y casi que ahí se queda, la preferencia en una lista corta —como la vida, dirán los que más saben—). Me acuerdo que en ese momento me atribulaba la cosa... y en un momento me pasó por la cabeza: es lo mismo, pero está el tiempo. Es decir, no hablaría de un programa, pero sí diría, son esas cosas que están a mi alcance, yo no soy particularmente una persona movediza, así que me costaría ir a buscar nuevos motivos por el mundo, pero creo que lo que impresiona es pensar que haya un registro mínimo, posiblemente errado, muy imaginario del tiempo".
III
"Cuando tenía veintipico de años yo esperaba volver del trabajo para tener unas horas en las que me sentaba a escribir poemas, eso lo hice por muchos años, me generaba ese espacio, siempre era a la tardecita-noche porque trabajaba de recorrido, pero después de grande es muy distinta la relación. No encontré todavía una expresión mejor, pero ahora caen los poemas. Yo estoy haciendo muchas otras cosas y en un momento algo te llama. Es una línea de un verso".
IV
"Cuando leo poesía me pasa de todo, me encanta. Sobretodo me emociona. Uno dice "me emociona" y parece que la poesía se trata de los sentimientos (finge voz desgarrada). Me emociona en muchos órdenes, en el orden del pensamiento, me emocionan las relaciones que descubro, me emociona lo inesperado de la mirada que de pronto te coloca en otro lugar. Me emociona como proceso general, no porque detecto este significado y me identifico, no es eso, es que eso pueda pasar con el lenguaje que me emociona".
*La Biblioteca Salvaje. Conversaciones sobre literatura con Agustín Alzari