de Un huracán lento (2016)
Lejanas
Pini: una vez
vos viniste a Rosario
y fuimos todas al bar Berlín.
Luego tarde a la vuelta
yo te iba llevando en la bici
y por esquivar los adoquines de la calle Laprida
hice que te dieras la rodilla
contra un pilar de cemento
en la esquina del Círculo.
Después con los años
yo quise sellar esta amistad que no terminará nunca
poniéndote de testigo
el día de mi unión civil,
día que llegaste al registro
con la boleta del cable en la cartera
porque habías perdido el documento.
¿Y vos, Jori? ¿Te acordás de esas madrugadas
que cruzamos 27 sin manos
buscando algo más o menos urgente
que dilatara la hora de las estrellas?
Bueno, ese kiosco sigue estando
pero un día a plena luz mataron a un tipo
y perdura la marca de sangre en la vereda.
Un horizonte
¡Vengo del vibrar zumbado de tu panza de jugo, colibrí!
¿Dónde están tus hijos este verano?
Seguro empachados al pie del Juvenil
o volando libres
por los pantanos del Paraguay...
El tarope gira semicircular y amansa pronto en la orilla
la fauna lo saluda:
¡Buenaventura camalotal!
Naves calan como ballenas
vientres de soja
encallan en Puerto Paraná.
El camalote gira y si no,
se acopla.
100 metros cuadrados de jacinto en plancha.
Pasa el montacargas de sabroso tallo
la hoja es redondita como una hamburguesa.
Eh campeón
a la remera sublimada
todo se le borró.
Buscaba una geometría para la vida, nada menos.
Ahora pues, la uso para dormir.
Como es blanca de pura, es también fresca como una pileta
en la noche del Riacho Carbón Grande.
Benteveo bucólico
de pecho dorado con antifaz de sombra
que bajas planeando sobre el espejo de cloro
levantas unos metros y escupes una piedra...
¡Levanta vuelo y ve a unirte con tu cría, Benteveo!
¡Los Estados latinoamericanos harán guardia a tu nombre este verano!
Lo juro
me preocupa
que mi novio
se haya lastimado las manos
queriendo abrir cervezas con la llave
mientras paseábamos por Paraná
la tarde del sábado
por el barrio del PC.
Pedimos ayuda en un puesto de frutas
y nos abrieron las botellas
con un cuchillo sucio
pero de buena gana.
La cantina no abre y la sed insiste
cosa que parece más el rewind
de un corto que ya vimos
que una experiencia nueva.
Día siguiente
y antes de entrar al túnel
hay irupés junto a la ruta:
radiantes y fuera de lugar
provocan su naturaleza
de tan cercanos.
Chau, vuelvan.
Ana Wandzik nació en Rosario en 1981. Es editora, diseñadora aficionada y licenciada en Bellas Artes por la Universidad Nacional de Rosario. Junto con Maxi Masuelli conduce la editorial Ivan Rosado de arte y literature argentina. Publicó Galopa y otros poemas (Neutrinos, La Paz/Rosario, 2013) y Un huracán lento (Danke, Rosario, 2016).
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