EL POETA A CIEGAS. ARTURO CARRERA EN NUESTRO PROGRAMA

Poetas del País
12 de agosto de 2015

Arturo Carrera acaba de presentar su poesía reunida bajo el título de Vigilámbulo, editada por la editorial porteña Adriana Hidalgo. 3 tomos que suman casi 2.000 páginas ordenadas en orden cronológico invertido.

por Daiana Henderson

“Cuando empecé a escribir leí una cosa increíble de Pavese: que la infancia es el lugar donde las cosas suceden de una vez y para siempre. Muchos años después descubrí una cosa que dice Gilles Deleuze: cuando los poetas hablan de la infancia, hablan de la infancia del mundo y de la literatura”, dice Arturo acerca de los tres tomos que Adriana Hidalgo acaba de editar con su poesía completa, y que vino a presentar a Rosario a principios de julio.

Justamente es de Deleuze de donde extrae la palabra que le da título a su último libro publicado y a su poesía reunida: Vigilámbulo¸ contracción entre vigilia y sonámbulo, que representa ese estado intermedio de entresueño. Una vigilia sonámbula, un avanzar a tientas en la noche, que aparece a lo largo de toda su obra, y remarcadamente en el principio y el final. Principio y final que se ven revertidos en esta edición de poemas reunidos, una decisión que no responde a un capricho estético sino a una elección editorial. Es decir: verá el lector que el tomo uno comienza con su libro Vigilámbulo, hasta el momento inédito, y el tercer tomo finaliza con su primer libro, Escrito con un nictógrafo, editado en 1972.

Respecto a la particularidad del orden Carrera nos dice: “Surgió en conversaciones con Chejfec. A él le pareció interesante mostrar lo que estoy haciendo en la actualidad y a mí me pareció muy oportuno, porque yo pienso que quizás los poetas cuando empezamos a escribir somos más vanguardistas que cuando ya estamos por dejar de escribir (risas). Cuando empezamos tenemos la paleta completa, todos los colores, todos los estilos, intentamos ser ultravanguardistas, y me pareció oportuno que eso se diera como final para que el lector viera que en ese principio-final empieza de nuevo un trabajo con el lenguaje, una postura mucho más rupturista que la actual, aunque yo pienso que en la extrema sencillez también hay una ruptura.”

Algo de esto anota su amigo y coterráneo César Aira en el epílogo a la primera publicación de Carpe diem (2004): "La poesía de Arturo Carrera inició su camino hacia la simplicidad en la galería de espejos del neodadaísmo de los años sesenta. Los espejos lo registraban todo, y a ese registro respondió el poeta con un constante estímulo al mundo a recodificarse a su alrededor. Hubo en él, como en todos nosotros por ese entonces, la mágica precipitación de poner el carro delante de los bueyes, o el viento delante de las hojas, pero eso era una forma de la puntualidad".

Es entonces que esta caja que atesora más de 40 años desparramados en 20 libros, se prestan al lector para empezar el recorrido, justamente, por el fin. Lo cual, si bien invierte el sentido cronológico tradicional de las antologías, si logramos desautomatizarnos como lectores convencionales, hace sentido: se empieza por lo más cercano. Y ofrece, al final de la extensa lectura, una muestra de su primer libro, aquel enigmático y legendario del cual se conserva una grabación de Alejandra Pizarnik.

“Día afortunado en materia de invenciones. Deseaba desde hace mucho tiempo tomar notas en la oscuridad, sin tener que levantarme y encender una lámpara. Probé escribir sobre losanges de cartón pero el resultado es generalmente ilegible. Hoy concebí la idea de utilizar una serie de cuadros de papel, y establecer un alfabeto en el que cada letra podría estar compuesta de líneas correspondiendo a los lados del cuadrado y puntos correspondiendo a los ángulos. Inventé el alfabeto, y realicé la cuadrícula para dieciséis cuadrados. Eso marcha bien. Llamaré a esta invención el tiflógrafo. [...] En lugar de ‘tiflógrafo’, adoptaré el nombre de ‘nictógrafo’.” escribió Lewis Carroll en su diario en 1891.

La utilización que Carrera hace del aparato es algo simbólica, en el sentido metafórico de extraerle palabras a la noche, a la oscuridad, a la soledad, a la incertidumbre o al desconocimiento. La  “exención del sentido” tal como lo nombra Carrera al final de ese libro, prologado por Severo Sarduy bajo el título de “Escrito por la noche”, trocando apenas el sentido del título.

Carrera: Sobre el momento de escritura de Escrito con un nictógrafo: “Fue como una especie de manía en un momento muy especial. Después de la muerte de un familiar mío, estuve muy atacado de insomnio. Entonces me levantaba y escribía en la oscuridad sobre unas especies de cartones grandes.” Y bromea: “Iluminado sólo con la luz interior”.

Ese primer libro se dispone en letras blancas sobre papel negro, que aparecen como pequeños destellos. Esta inversión del blanco con el negro podría tomarse como un gesto conceptual. Lo que se imprime, es decir, lo que se dice no es lo verbal, sino lo no-verbal, lo que rodea a las locuciones inconexas en momentos de angustia que no pueden hacer sentido: el silencio. Las palabras blancas forman versos que a veces se agrupan en estrofas, algunas de las cuales aparecen tachadas con una cruz. Hay un trabajo artesanal sobre la grafía. Es un libro que sorprende, aún hoy, por la contundencia y la lucidez de su propuesta y que no puede dejar de pensarse en relación a otro de los grandes poetas latinoaméricanos que fue César Vallejo.

Vallejo, el poeta que con los versos aparentemente ingenuos de Los haroldos negros (1918), “Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!”, realizó una contorsión y una apertura respecto a la figura del poeta: por primera vez el poeta se permite reconocerse incapaz, sin palabras, frente al sentimiento, en definitiva: humano. Se abre, entonces, la posibilidad de que el propio procedimiento de escritura y, junto con él, la dibutación del poeta, conforme la materia misma del poema. Vallejo, que instó a principio del 1900 a los poetas a inventar su propia gramática, a no atenerse a ninguna estructura restrictiva ni de la forma ni de la coherencia sintáctica, se volvió por su propia radicalidad, imposible de contestar. Sesenta años más tarde, un poeta de 24 años nacido al sur de la provincia de Buenos Aires, alza la voz y responde.

Sobre el momento de escritura de Escrito con un nictógrafo, Carrera nos cuenta: “Fue como una especie de manía en un momento muy especial. Después de la muerte de un familiar mío, estuve muy atacado de insomnio. Entonces me levantaba y escribía en la oscuridad sobre unas especies de cartones grandes.” Y bromea: “Iluminado sólo con la luz interior”.

Algo que se encuentra tan radicalmente al principio de su escritura (y al final de su poesía reunida), atraviesa toda su obra: Carrera escribe acercándose a los sentimientos y al lenguaje con igual extrañeza, viendo cómo ambas pueden conectarse, esquivando siempre el tono intimista o confesionalista.

La lectura de la obra de Carrera está llena de misterio y de sorpresa. Lo raro es que a lo largo de sus libros, con mayor o menor grado de abstracción, el lector puede reconstruir junto al poeta, una biografía, más como historia de los sentimientos que como historia de los acontecimientos. Los sentimientos solos, liberados de la circunstancia específica que los motiva, que los ancla en un espacio y tiempo personales, es decir: liberados de su individualismo para volverse universales, liberados de su mundanidad para volverse místicos. Los sentimientos intentando separarse del lenguaje que la tradición les impone para expresarse. Casi una revolución de los sentimientos, de la potencia de los afectos intentando reinventar su relación con el lenguaje.

Es así como el poema, en su proceso creativo, se nutre de las voces de otros: “las voces que uno registra como memoria, las que escucha cotidianamente, las que sostiene, incluso las voces de los sueños”, dice Arturo.

" (...) doy mucha importancia al ritmo, no en un sentido tradicional del machacar, del sonido, de repeticiones a intervalos iguales, sino todo lo contrario: tratar de que el ritmo tenga intervalos desiguales de sonido.”

Acerca de los matices que su propia voz va tomando a lo largo de las distintas etapas creativas, materializadas en estos tres tomos, Arturo reflexiona: “Probablemente es algo que no se pueda definir muy fácilmente. Uno va escribiendo según los distintos movimientos interiores pero, además, movido por la lectura, el contexto sociocultural de la época, los lectores… Yo he sido muy influido por los poetas más jóvenes, he admirado mucho, he sido un gran lector de los poetas que me rodeaban. Entonces eso también influyó. Y después hay como cosa central, como una nervadura que va siguiendo casi toda mi poética: doy mucha importancia al ritmo, no en un sentido tradicional del machacar, del sonido, de repeticiones a intervalos iguales, sino todo lo contrario: tratar de que el ritmo tenga intervalos desiguales de sonido.”. Esto es: la desautomatización de la rima, utilizándola a favor del poema y no como elemento restrictivo de la forma clásica del poema.

Mirta Rosenberg comienza su reseña sobre Vigilámbulo haciéndose estas preguntas: “¿Cuánto tiempo puede llevar leer una obra reunida escrita durante más de cuarenta años, casi dos mil páginas de poesía, veinte libros? ¿Es posible leerla? ¿Existe un lector capaz de integrar con ojos atentos un impulso grafómano tan intenso, tan constante, tan vital, tan vivo?”. Y la concluye respondiéndose a sí misma e invitándonos a leerla: “Si es posible leer la obra de Arturo (aunque sea oblicuamente, a grandes saltos, eligiendo por gusto entre material tan rico), es porque también es posible aprender de ella. Cuanto más precisa y completa la lectura, tanto mayor el aprendizaje. La recomiendo especialmente para los jóvenes, que por suerte son nuevos (…). Son ellos los que no tienen opinión preconcebida sobre la obra de Arturo, los que todavía pueden descubrirla, disfrutarla y enriquecerse. Y pueden aprender, también,  como dice Olvido García Valdés en el epílogo de Vigilámbulo, que ‘sólo como fenómeno estético se justifican la existencia y el mundo’.”

 

PODCAST. ESCUCHÁ LA ENTREVISTA CON ARTURO EN LA RADIO

¿Qué se dijo?

El juramento junto a Aira / un apagón de sentido / todo lo podemos explicar / vanguardistas del comienzo / la ruptura sencilla / los movimientos internos y el contexto / el ritmo y los intervalos según Olivier Messiaen / la noche escribe las manias. 

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