La espera,
esa inquietud que descansa,
siempre,
en el límite de dos estrellas,
en el alto pozo de las nubes,
en el fondo de un vaso vacío,
en el hermoso y terrible territorio de
la esperanza,
en una palabra que se asemeja
al futuro,
en el vagabundo de la esquina contando sus botellas,
en la madre pesando las naranjas con su hija en brazos,
en lo que siento,
en la suave forma de una constelación ,
en esta clara noche.
Todo irradia algo,
la luz, la memoria del agua,
la radio sonando desde la distancia,
la dorada franja que se aquieta tras las terrazas,
el pacífico pasar del olor de la noche
sobre mi ventana
la oscuridad del derrumbe del mar,
todo irradia algo
Que aún no sé como nombrar
Aún creo en la eléctrica conexión
entre
el silencio y la palabra,
aún creo en lo que ilumina
y no en los iluminados
en lo que se desprende de cierta palidez
en lo tan leve, que ni se vincula con el día
en la delicada distancia
que algunas veces, nos une
en la noche con pilchas de luz,
aún creo en la oscuridad
y no en los oscurecidos
Federico Rodríguez nació en Rosario en abril de 1978, ciudad donde reside. Fue parte del colectivo editorial La Pulga Renga con el cual editaron diez libros de poesía. Actualmente integra el grupo organizador del ciclo literario “A cuatro voces”, desarrollado todos los miércoles en el bar Oui, y por el que ya pasaron 172 autores en un año y medio de vida.
Sus libros publicados son: Perenne Imperfeción, junto a Tadeo Stein en el año 2002 y Retrovisor/Espejo en el año 2012 por la Pulga Renga.
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FEDERICO RODRÍGUEZ