Sobre todo si llueve
Sobre todo si llueve y a nadie le importa lo que
A otro le pasa así sea que sin querer lo parta un rayo
Noche y día sin cesar en el fondo
Todo está destruido pero no por eso quiero atragantarme/aunque preferiría
Irme con él bien lejos me duelen los ojos y
Ando ciego. Tanteando con un bastón torpe perros en la calle
Gracias a una suerte de duelo perpetuo que me impide
Olvidarme que estoy vivo y tengo el impulso como un
Mar que me aleja con piedras a cuestas en los bolsillos
Atareados por tantas horas de hurgarlos en busca de algún resto/huella de oración
Lamento
Decirte
Oh! Esto tal vez sea un juego pero qué es mejor que miles de formas de decir
Nieve, es páramo desolador de
Años viejos que vuelven y te pegan en la cara no como brisa fresca sino como una rama seca gruesa llena de
Dolor que corre por la frente como un hilito de sangre caballo veloz
Ojalá hubiera más palabras que importen como el silencio este que tengo aquí ahora presente sin tiempo
Me gustan más las chicas porque
Me gustan más las chicas porque me parecen más tiernas y para nada amenazantes, aunque ellas me rompan una y otra vez el corazón y se vayan con lo amenazante y poco tierno en general
Una asceta se vuelve dona Juana, xi chuan tergiversado
Somos los sucios buenos para nada que vivimos en covachas atrincheradas llenas de ropa libros polvo acumulado en capas y capas arriba de todos los muebles
Los que no nos preocupamos por la ropa el olor el pelo la nieve el río o el sol y comemos con los dientes y reímos y bebemos en un árbol una plaza en cualquier mesa cualquier casa y no dejamos de ser lo que somos ni por un segundo aunque nos cueste hacernos nuestro propio desayuno lavar nuestra propia ropa comer nuestra propia comida hacer nuestros propios libros y ser buenos, los buenos y las buenas que se fijan en el equilibrio del universo y hacen el mismo equilibrio para mantenerlo vivo a pesar del hambre la pobreza y no tener casi nunca un peso pero sí una palabra dos tres miles y miles que ya son poemas algunas otras conversaciones un millón de conversaciones que sostenemos con esfuerzo como si fuera sostenernos a nosotros mismos y decimos lo que sentimos sin vergüenza sobre todo si es miedo o amor o las dos cosas y lo damos igual aunque nos digan que no pero no como un cristiano sino como alguien que se tira al pasto y puede ver el cielo y oler el riachuelo y pensar que a pesar de sentirse solo la mayor parte del tiempo está esa alimaña que revolotea y esa tierra y ese pasto y esa nube y ese pescado que comí sin querer pero que fue bueno y hay libros y poetas y amigos y festivales y ferias y bolsos y recepcionistas y mozxs que piensan lo mismo que creen lo mismo en ese preciso instante de
P03$14---------poesía
Cangrejo piensa fuego
Podría nombrar cada cosa que hay en mi casa
Un día
Toda la basura
Hasta la más mínima partícula de polvo será nombrada por mí
En esta casa
Y después barrida y borrada
Un día
De verano de enero. que son largos como el suero de un moribundo en terapia intensiva
Al que cuido y veo respirar con extrema dificultad a través de esos tubos
Ese día de verano intenso de limpieza que nunca llega
Porque se lleva todo
Incluso la limpieza;
Hoy pensé que mi madre podría haber estado en minúsculas partículas de cada cosa que he estado limpiando en esta casa
Y la he estado borrando, barriendo, echándole agua, tirándola
No me sentí ni mal ni bien
Después pensé que esta alergia es todo el polvo que me trago por no limpiar y borrar, o no tener una estúpida aspiradora o no tirar baldazos de agua
Baldear agua correr
O vivir en esta choza en el medio de la ciudad
Pero no soy el agua que pienso que soy
Y ya puedo borrar un sueño que no me interesa sólo con un gesto de la mano que dice: bueno, ya está, para eso me despierto
Era una tía hermana de mi padre a la que nunca quise demasiado que no paraba de buscar algo en una alacena y me detenía y me detenía y me detenía
Porque soy este estanque esta acequia este riachuelo y no el agua que pienso que soy
Río
Mar
Cangrejo piensa fuego
Florencia Méttola (San Miguel de Tucumán, 1981) es traductora, artista visual, DJ e integrante de la banda indie Florencia y los monos de la odisea del espacio. “La escritura, más que un oficio, es un impulse aunque eso no le quita trabajo a los textos que uno produce. Ese impulso está anclado en la idea de leer literatura desde muy chica y es también una forma de estar en el mundo”, nos dice. Entre sus libros se cuentan la novela Los románticos perdidos, los diálogos Estatura Promedio y el relato Feliz cumpleaños (Gato Gordo ediciones), y Pastillas (Charqui Ediciones). Además de dar un taller de escritura creativa, Florencia Méttola escribe críticas sobre muestras de arte en Tucumán. Su libro de poemas Deseo y decepción, fue editado por EMR (2017) tras haber obtenido una mención en el Primer Concurso Nacional de Poesía de dicha editorial.
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de cinco poemas