De a ratos suena una melodía cansina y en tono menor, hasta que explota un cumbión que se mete irreverente por cualquier espina dorsal más o menos amigada con la danza. Recae luego en ese letargo semi depresivo y pesado, aunque ya lo sabemos: es el augurio de una nueva explosión. Entonces sí, irrumpe la cumbia y a bailar. Los estados de ánimo se entrecruzan pero no se expulsan ni se cohíben. No son forzados, suena natural. Vívidamente, conviven.
Los cuentos de la buena pipa despliega sonidos. Difícil de encasillar, si es que hay que hacerlo, es –y no es- rock, post-rock, es cumbia, es funk y disco. Es psicodelia, experimentación y una buena cantidad de letras que llaman a parar la oreja, al menos para tararear el estribillo que siempre tiene algo de pegadizo. Se trata de una banda rosarina que surgió en 2007 luego de un viaje y un grupo de amigos con ganas de contar historias. Así gritó el dictador es su último disco, grabado casero y editado en diciembre de 2012, cuenta con tan sólo un puñado de canciones –siete-, parte del repertorio actual de la banda.
Más allá de la música, la propuesta en vivo de la banda explora lo teatral, a través de una puesta en escena renovada cada tanto, una historia. Así, algunos de los músicos prestan su cuerpo al drama y con banda sonora en vivo, el relato de turno transcurre. Luego se suman al sonido, ampliando la orquestación. Lo que no se escucha, el vaivén entre la música y el teatro, le aporta sin embargo al disco un tinte performático que se hace sentir. Los cuentos de la buena pipa está integrada por E'bo (voz y guitarra eléctrica), Kolia (bajo), Paila (actuación y percusión), Clara (voz, actuación y percusión), Grillo (actuación y percusión), Negro (batería), Li (guitarras) y Charly (vocero) y entre sus influencias más reconocibles aparecen Pink Floyd, Todo x $2, Los Palmeras, Explosions in the Sky, Les Luthiers, la Sole y Los Natas.
L.P