Para acercarnos al disco Violeta de Cecilia Zabala, es conmovedor conocer cómo fue que estas piezas para guitarra compuestas por la chilena Violeta Parra a finales de la década del 50 y principios de la del 60, llegaron a manos de la argentina.
"La idea inicial de grabar esto fue de León Gieco -cuenta Zabala-, quien años atrás encontró un libro de partituras de Violeta en su biblioteca y le comentó a Osqui (ingeniero de sonido del estudio del Gieco) que sería bueno fueran registradas”. De esa manera “Osqui me lo propuso en aquél momento pero yo no comprendía plenamente por qué me había ‘tocado’ este desafío. Meses después viajé a Barcelona a realizar una presentación con el guitarrista chileno Eulogio Dávalos. Apenas nos conocimos y nos pusimos a conversar sobre la música, caminos recorridos y los proyectos. Ahí me cayó la ficha y le conté del disco, que nos habían dicho que esas músicas al parecer eran inéditas, pero que no tenía certeza al respecto. Eulogio se sorprendió y me contó que fue a él a quien Parra le había pedido que transcribiera las anticuecas, que luego se desencontraron y al tiempo Violeta se quitó la vida. Eulogio conocía toda la historia de cómo los casettes originales donde ella grabó las anticuecas pasaron a manos de diferentes personas hasta que llegaron a quienes al fin transcribieron eso y editaron el libro de partituras. Él mismo había sido quien estrenó las anticuecas en vivo y me confirmaba que nadie las había grabado antes”.
Este relato aparece como “bonus track’ del disco de boca del propio Dávalospor pedido de Zabala; quien además lo filmó. Las 16 piezas para guitarra sola, entre las que se hallan las anticuecas, de la cantora, compositora, pintora, escultora, bordadora y ceramista (1917-1967), fueron grabadas en 2007 y recién este año llegaron al disco. “Pintan otros universos de su alma, los colores de sus arpilleras, un bordado - opina Zabala-, un lenguaje aparentemente sencillo, donde la guitarra no está explotada desde los recursos propios del instrumento, sino más desde un concepto pictórico”. Reflexivas o juguetonas, las impresiones musicales de la artista chilena, viajaron en tiempo y espacio para encontrar otra sensibilidad, y a través de la ejecución en guitarra española de Cecilia Zabala, seguir sonando como el eco de una voz que persiste.