En su sexto y último disco
Wed 21,
Juana Molina parece ocupar el lugar de líder de alguna tribu que encendió su fuego sagrado y se dispone a tocar en búsqueda del propio trance.
El sucesor de
Un día (2008) y el primero editado para el sello belga
Crammed Discs, es un trip que se apoya solidamente en patrones rítmicos sobre los cuales conviven diferentes planos sonoros: el bajo, la batería, las guitarras y los sonidos electrónicos que Juana gusta explorar desde sus discos anteriores, conforman un magma de impronta rock aunque colmado de sutilezas y detalles.
Atmosferas envolventes, una actitud instrumental que intenta romper la “zona confortable”, sintetizadores y capas reverberantes revisten la voz de la cantante; ese otro instrumento que explora, juega, se oscurece, resurge o se instala en su plano monocorde tan propio.
De los 11 temas que contiene este nuevo trabajo compuesto, arreglado, producido y grabado en su estudio-casa de Buenos Aires, se escuchan dos que no tienen letra, una es “Wed 21” y la otra se llama “Ay no se ofendan”.
BM