La cantante Silvia Iriondo grabó un disco compuesto por cantos anónimos recopilados por Leda Valladares. El trabajo se presentó en una serie de charlas y conciertos que tuvieron lugar durante el mes de agosto en el Centro Cultural Kirchner. Charlamos con ella sobre su disco, sobre Valladares y sobre lo anónimo como idea fundamental para entender una cultura.
Por Bernardo Orge
La anécdota es esta: promedia la década de 1930 y una familia acomodada de la capital tucumana pasa unos días en Cafayate, Salta, para la vendimia. Pasean a caballo, tratan con estancieros vitivinícolas, prueban sus productos, etcétera. Paran en un hotel cercano a la plaza central, una construcción colonial tardía con dos balcones a la calle. Una mañana, la hija adolescente de la familia se despierta por unos ruidos que vienen de afuera. En camisón, entreabre la puerta-ventana para escuchar y queda tildada para siempre: un par de hombres amanecidos cantan bagualas, uno se apoya en el otro y el otro se apoya en la pared del hotel. Se turnan.
Uno canta una estrofa, el otro le responde. La chica se acuclilla sobre el piso de pinotea y permanece así un buen rato. Los hombres se alejan, llegan de umbral en umbral hasta la otra esquina y encaran para la plaza, su copla ya se mezcla con el canto de los pajaritos. Pero la chica sigue ahí. Su hermana da una vuelta en la cama y, semidormida, alcanza a verla tirada en el suelo. Qué hacés, le dice, y sigue durmiendo. Más tarde, al mediodía, capaz, o a la noche, cuando se acuerda de la escena y vuelve a preguntar, la chica le va a decir que algo que nadie veía estaba desapareciendo del mundo y que ella se iba a dedicar a preservarlo. Esa baguala anónima oída una mañana cafayatense determinó el inicio de una de las obras de recopilación musicológica más valiosas de Argentina, la de Leda Valladares, fundamental para nuestra identidad cultural y en buena medida la base para el desarrollo de la canción folklórica de autor como la conocemos hoy.
Anónima, el disco que la cantante Silvia Iriondo grabó en homenaje a Valladares, fue presentado en varios encuentros durante el mes de Agosto en el Centro Cultural Kirchner.
Con estas palabras introducía el ciclo Iriondo: “Lo anónimo es una construcción cultural colectiva, cuyo único autor es el pueblo. Lo anónimo singulariza la cultura de un país y le imprime identidad, por tanto es patrimonio cultural. La montaña, el río, la llanura, mar, desiertos. El paisaje y su gente. La vida del hombre en relación con su tierra, creencias, hábitos, tradición, mitos, leyendas. Lo anónimo escribe la historia de un país y proyecta su devenir en el tiempo. Lo anónimo es un viaje que revela una verdad trascendente, la cultura. Lo afro, lo español, lo indígena y criollo conviven construyendo un único relato, nuestra argentinidad”.
El viento trae una copla
Leda Valladares nació en Tucumán en 1919 y falleció en 2012. Fue compositora, poeta, cantante, profesora de filosofía y de ciencias de la educación. Pero además, viajó por todo el país y por parte de Latinoamérica recopilando cantos y coplas anónimas. Leda forma parte de una generación de pioneros en la etnomusicología en nuestro país y en el continente (Carlos Vega, Augusto Raúl Cortázar, figuras como Parra en Chile) que se encargaron de compilar y organizar el acerbo musical popular. Con la tecnología de la época, grabadoras portátiles más grandes que cualquier minicomponente actual, registraron a hombres y mujeres cantando y tocando una música sin autor: coplas que habían escuchado en un carnaval en un pueblo cercano, canciones a las que les agregaban sus propias variaciones, cantos que un viajero traía de otra provincia.
- Contanos sobre el ciclo de charlas y conciertos que tuvieron lugar en el CCK en Agosto...
Cada sábado fui armando el tema de lo anónimo en distintos ítems. El primer ítem tuvo que ver con los pueblos originarios como los protagonistas de lo anónimo. Como moderador invité a Juan Martín Leguizamón, que es un antropólogo, y a través de él vinieron representantes de la comunidad de los pueblos Chorote y fue realmente un testimonio y un canto absolutamente conmovedor para toda la audiencia. Y para ellos también, porque se encontraron en un auditorio muy lindo con todas las posibilidades de comodidad que puede ofrecer una sala para que ellos expresen lo que quieran decir y hacer. Un espacio, un espacio para el canto anónimo, un espacio para los que, por lo general, no tienen un espacio.
Iriondo: "Cuando uno escucha lo que recopiló se encuentra con mucha ternura de nuestro folklore. También, claro, hay mucha tristeza, desolación, y hay mucho desarraigo que es una temática recurrente"
Después seguimos con el canto anónimo y la educación, bajo el título 'La montaña va a a la escuela', que es un disco de Leda Valladares que está dedicado justamente a eso: la interpretación de las coplas anónimas a través de los niños en la escuela, cómo entra el paisaje en la escuela. Y bueno, la temática fue esa, desarrollar la importancia que tiene toda esta temática en la currícula escolar, que forma parte de la formación de un niño.
- Silvia, este es tu séptimo disco, en los anteriores ya has estado ligada al canto anónimo ¿Por qué ahora volcarte sobre la figura de Leda? ¿Qué te motivó a hacer el disco y el ciclo?
En casi todos los discos desde que me inicié, siempre hubo una versión de canto anónimo. La mayoría de Leda, pero también, en otras ocasiones, hice versiones sobre alguna recopilación de Rubén Pérez Bugallo, que me gusta mucho lo que hace, de Carlos Vega y de Isabel Aretz, que también me gusta mucho. Pero ahora yo estaba con la idea de hacer un disco que fuera un homenaje a la mujer indoamericana, donde la colocaba a Leda como una representante de la música argentina en el panorama latinoamericano. Cuando fallece, hace dos años, tomé la decisión de que más que incluirla en un proyecto donde hay otras mujeres latinoamericanas, primero quería hacerle el disco solo a ella.
- ¿Tenés una mirada global de todo lo que ha hecho Leda, de su trabajo?
De la Argentina recopiló todo, menos Litoral, que fue el único lugar en donde no entró. En este disco pongo algunas cosas que son sureñas o cuyanas o inclusive pampeanas que recopiló. No le dio el tiempo para llegar al Litoral, pero el resto del país lo recorrió todo. Y después, muchos sectores de América Latina. Muchas cosas: Cuba, Perú...
Hay un registro, El mapa musical argentino, que son ocho discos, ocho documentales de canto anónimo en donde está todo el material muy ordenado. Son pequeños tracks en donde cada cantor canta la copla, tracks breves, porque son coplas muy cortas. A eso hay que sumarle discos anteriores que ella sacó, también ligados al canto anónimo, junto con María Elena Walsh. Como decía Atahualpa, ella dedicó toda su obra a salvar del olvido antiguas ternuras argentinas.
Y es muy lindo porque verdaderamente cuando uno escucha lo que recopiló se encuentra con mucha ternura de nuestro folklore. También, claro, hay mucha tristeza, desolación, hay mucho desarraigo que es una temática recurrente de nuestro folklore, la de aquel que tiene que migrar en busca de otros destinos... todo eso reflejado en las coplas.
Y un canto muy profundo, donde se abordan temas muy existenciales y muy trascendentes, y a través de metáforas que tienen que ver con elementos del paisaje. Eso es muy lindo, como a través de una pequeña cosa del paisaje uno puede trascender hasta abordar temas de un contenido hasta filosófico. Y bueno, esta forma de encarar la construcción de letras también es tomada por Atahualpa. Atahualpa toma este estilo. Por eso digo que el canto anónimo es la piedra fundamental desde donde después se nutre todo el flolklore de autor.
Además, hay algunas zambas anónimas que a medida que recorren cieras zonas del país, salen de Tucumán y se meten en Salta o La Rioja, por ejemplo, van cambiando algunas inscripciones, no sólo de las melodías sino de las letras. O sea, que cada zona se adueña del tema y se lo emparenta con la idiosincrasia cultural de la zona. Entonces es muy lindo porque las canciones respiran una cosa de libertad, donde se nota la mano del pueblo que se mete y termina una construcción, como una vestimenta que la terminás cosiendo sobre vos mismo, para que te quede cómoda.
- ¿Y cómo pensás lo anónimo en tu obra?
El sentido de lo anónimo yo lo estoy pensando como una construcción colectiva, tácita, donde el único autores es el pueblo. En el sentido de identidad, no en el sentido de ninguneo. Como puede ser la del hombre que sale de la provincia para ir a la gran ciudad y ahí termina en una situación ninguneada, anónima, sin ningún registro de su pasado ni de su historia. En este caso sería distinto, porque es el hombre sumergido en el paisaje, en su monte, en su cultura, con sus pueblos, en su lengua... Son ellos los que en su que en su hace cotidiano, que tiene que ver generalmente con la naturalaza, van construyendo estas canciones que tienen que ver con sus acciones diarias. Por eso digo que es un canto de construcción colectiva que está cargado de identidad. Es más, es patrimonio cultural.
Este concepto se separa de esta idea que trae el capitalismo que es la firma, como un conjunto de individualidades que cada una hace lo suyo en una gran ciudad, remando cada uno como puede y haber quién se salva. Este concepto es muy distinto, y se hace posible a partir de la vida en comunidad. Por eso algunos autores, tanto Atahualpa como el Cuchi, decían que lo mejor que le podía pasar a su obra era convertirse en anónima.