“Mi disco Juglar reafirma una cierta personalidad artística que tengo, la del juglar, que va un poco de aquí para allá, de pueblo en pueblo, de casa en casa, solista y solo. Y va llevando historias, contando cosas con su guitarra y con sus canciones, y que puede tocar tanto en un palacio como en una esquina”, dice Brian Chambuleyron para definir su último disco de estudio.
Desde la apertura con "Perfume de mujer” (Guichandut/Tagini), el guitarrista y cantante hace suyo un mapa amplio de historias y melodías, la intimidad y firmeza de su voz y guitarra se pasean por valses, aires de fado, milonga, tango canción, y el corrido mexicano. “Caprichosa” (Froilán Aguilar), “Flor de lino” (Stamponi/Expósito), “Vecchio frack” (Doménico Modugno), “Potrerito” (Alberto Mastra), “Por la vuelta” (Tinelli/Cadícamo), “La cama de piedra” (Cuco Sánchez), y hasta “Manifiesto”, de Víctor Jara, la primera canción que graba del repertorio popular chileno, integran su sexto disco que cuenta con la presencia de Nicolás “Choco” Ciocchini, Lucho Guedes y Daniel Yaría.
Si nos remontamos a los primeros pasos de Chambouleyron, ya evidenciaban su amor por la música del Río de la Plata: después de acompañar a Soledad Villamil y a Lidia Borda en espectáculos teatrales/musicales y de participar en algunos discos de las cantantes, en 2004 editó su primer registo: “Chambouleyron le canta a Gardel”, en el que, acompañado por tres guitarras, contrabajo y violín, recorría algunas páginas del cancionero gardeliano. Sus siguientes trabajos, “Voz y guitarra” (2005) y “Tracción a sangre” (2008), llevaban el buceo tanguero hacia aguas más profundas, con versiones de clásicos de autores como Homero Manzi, los hermanos Expósito y Aníbal Troilo.
Pero a partir de “Canciones al oído” (2012), dejó fluir la mescolanza de músicas que le latía en el pecho: a los tangos y milongas se sumaron boleros, samba brasileño, chanson francesa, fado y corridos mexicanos.
La ensalada no es ilógica ni caprichosa. Chambuleyron nació en París en 1964 porque sus padres cursaban doctorados en La Sorbona; en 1970 la familia volvió al país, pero seis años más tarde, después de que una patota paramilitar allanara su casa, se instaló en México. Y a los 18 años, Bryan se radicó en Campinas, Brasil.
“De entrada me tiró el repertorio tanguero y criollo. Pero como he tenido una vida bastante azarosa e itinerante, llevo en mí muchos estilos, muchas otras músicas de otros lugares. Por otro lado, la música argentina no es tan pura. Nuestra cultura es una cultura de confluencias, de inmigración, hay presencia de muchos estilos y geografías musicales. Como consecuencia de eso, se hace universal”, dice Chambuleyron para explicar el carácter heterogéneo de su música.
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