“Cuando llegué a Rosario, a fines de los noventa, estaba lleno de peñas folclóricas, jodas truculentas y guitarreadas que nos armábamos. Ahí caían personas de toda laya y de distintas edades. Peñas de guitarra de mesa en mesa, donde muchos de los más grandes eran ya como instituciones”, rememora el santiagueño Facundo Salazar, fundador del grupo Caravana de Colores, que en 2015 sacó su primer disco, aunque ya un poco antes se venian presentando en vivo con un repertorio de temas tradicionales del folclore santiagueño junto a sus canciones.
En esas peñas, Salazar conoció al poeta rosarino José Corvalán, quién le fue pasando muchas de las letras que escribía. “Esas peñas terminaron en la posibilidad del disco. José me pasó las letras que yo fui musicalizando… hasta que en el 2003 José se muere. Hace un año y medio me reencontré con las canciones y armé este proyecto”.
Con trece canciones que abarcan distintas rítmicas: zamba, chacarera, gato, chamamé, “Allá por lo de Miguel”, es quizás una de las canciones que mejor sintetiza la procedencia del grupo, ya que justamente da cuenta de aquellas reuniones: del vino, las cervezas y las guitarreadas.
El grupo está compuesto por Facundo Salazar en voz, guitarra y piano, Javier Ramírez y Fabián González en guitarras, Luis Ciliberti y Mariana Alarcón en violines y Sebastian Posella en bombo. El disco cuenta además con tres músicos invitados: Gustavo Pérez en voz, Guillermo Copello en viola y Romina Vega Soto en violonchelo. Entre el criollismo y una lectura contemporanea de los ritmos foclóricos, los arreglos musicales corren por cuenta de Javier Ramírez, cuyo trabajo, según reconoce Salazar, “es fundamental”.
“La instrumentación es bien folclórica —explica Ramírez—, siempre hay una guitarra que rasguea y un bombo. En algunas canciones, si, le metimos nuevas armonizaciones, nuevos acordes y ritmos distintos, como para jugar un poco. Creo que es un disco súper bailable, por eso cuando tocamos la gente siempre se pone a bailar”.
Salazar, por su parte, agrega: “Somos un poco eclécticos. Al meter piano con cuarteto de cuerdas nos salimos un poco de lo que veníamos haciendo, que consistía en dos guitarras rasgueadas o dos guitarras punteadas y violines. También en algunas melodías nos salimos un poco del tradicionalismo de solo dos o tres acordes. Es lo que podemos y queremos. No queremos ser tradicionalistas ni hacer una cosa tirada de los pelos”.
Escuchá la entrevista a Facundo y Javier!