La guitarrista y compositora de Buenos Aires Cecilia Zabala editó El color del silencio, en donde reúne una serie de composiciones propias, en su mayoría instrumentales. Entre medio del estudio y la canción, los temas de este último disco profundizan su búsqueda, tan folklórica como contemporánea. "Necesité buscar la belleza a través de la música a modo de protección contra todos los males de este mundo", nos dijo. La presentación en Rosario es este sábado 2 de julio en el Gran Salón de la Plataforma Lavardén, Mendoza 1085.
El octavo disco de la tan virtuosa como sensible guitarrista, representa, después de su colaboración con Philippe Baden Powell del año pasado y su trabajo grupal del 2011, un retorno al formato que la intérprete y compositora siente quizás como el más auténtico: guitarra y voz.
En este caso, además, la austeridad, el minimalismo, se extiende también a la lírica. La mayoría de los temas del álbum son instrumentales, apenas unas cinco canciones aparecen cuidadosamente distribuidas para sembrar el sutil universo musical de Zabala con unas pocas, firmes, palabras. Esta búsqueda, según cuenta en La Canción del país, obedeció a la necesidad de procesar las amenazas de un mundo hostil sin tener contemplaciones con las modas o el mercado:
"Más allá de lo que esté de moda decir o de lo que aparentemente haya que decir para ser masivo –dice Zabala– uno tiene que tratar de ser honesto con el momento de uno. En este caso tuvo más que ver con un momento de introspección y de regresar a esa intimidad del diálogo entre la guitarra y la voz por una serie de cuestiones que pasaban afuera. Yo necesité refugiarme y buscar la belleza a través de la música y el arte a modo de protección contra todos los males de este mundo. No se trata de sumergirse en el interior de uno para esconderse sino de crear a partir del interior un universo potente para poder hacer frente a todas estas cosas que no son tan bellas o tan justas."
El show de este sábado, cuenta Zabala, se dividirá en dos partes. La primera de ellas es la presentación integral de su octavo disco que además de las interpretaciones musicales contará con visuales, vestuarios y escenografía especialmente pensados para la ocasión, "todos distintos lenguajes que comunican más allá de las palabras"; la segunda será un repaso por los discos anteriores y contará con la participación de una invitada local, la cantante y compositora Sandra Corizzo. Una buena propuesta para sumergirse en el universo personal de la Cecilia Zabala de El color del silencio, olvidarse del tiempo y volver, de a poco, después de algunas versiones del repertorio folklórico latinoamericano, a despabilarse para enfrentar lo que sea que nos espere allá afuera, en Mendoza y Sarmiento, donde a pesar de todo los autos siguen pasando.
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