La noche musical
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“Medio como que poco”, dice Suna Rocha al otro lado del teléfono, al contabilizar los discos que grabó a largo de su trayectoria musical de alrededor de treinta años. Con el reciente “La Criolla”, son diez los álbumes editados por la cantora nacida en "Las Arrias", Dto Tulumba, Pcia de Córdoba, al límite con Santiago del Estero. “Me cuesta bastante entrar en un estudio. Entro cuando siento la necesidad de grabar tales o cuales obras. He grabado canciones que tienen una letra que mi me gusta, con autores y compositores que a mi entender son buenos. He grabado sin concesiones. Me he cuidado de no grabar canciones pasatistas y comerciales, por que no me representan”.
“Esta aventura de la canción”, que en la actualidad la encuentra con un repertorio clásico y apelando a una receta musical bien criollita –aunque con algunos condimentos extras -, empezó cuando Mercedes Sosa la vio cantar en un boliche de San Telmo en el invierno de 1982 junto a Raúl Carnota. La negra los invitó a grabar en su LP "Como un Pájaro Libre", y a partir de eso la dupla se acercaría a la compañía Polygram para editar Suna Rocha / Raúl Carnota en 1983. De esa época también es la revelación en el festival de Cosquín, que en su edición 2013 le entregó el Camin de Oro, el galardón que se otorga a la trayectoria. “O sea que ya no tengo más nada para ganar en de Cosquín” comenta riendo Suna.
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“La criolla”, además de la “puntillosidad y personalidad” de Suna Rocha (“tengo que ver los arreglos, si me gustan o no”), debe su sonido y color al productor y arreglador Claudio Pacheco, bajista del Chaqueño Palvecino e integrante de la familia inmortalizada en la chacarera de Ica Novo que reza: “En la casa de los Pacheco guitarra, bombo, palmas y mandolín…”. El músico invitó a Suna para que inaugure su estudio en Córdoba y ella apostó al hombre de Deán Funes: “Confié en él y la verdad que hice bien porque no me decepcionó para nada, salió como yo quería. Yo estaba permanentemente en el estudio mirando, cambiabamos ideas. Además hicimos una hermosa amistad”.
Piezas clásicas del folclore como la chacarera “Cerro Salamanca” de Carlos Di Fulvio, “Zamba para un bohemio guitarrero” (Carabajal), “Viene Clareando” (Yupanqui), “Canción con todos” (Isella), “Caramba Durmiendo” (Víctor Jara) y “La Otumpeña” de Leocadio Torres y Marcelo Ferreira, conforman el repertorio que también tiene “Te abracé en la noche” del uruguayo Fernando Cabrera llevada a la vidala, y “América”, la canción que interpretaba Nino Bravo, con instrumentos andinos.
“En principio yo quería hacer este trabajo bien criollo para decir “quiero dejar acá testimonio de mi criollidad”, el hecho de que yo me vaya a otros compartimentos no quiere decir que no siga siento esta. Entonces a partir de ahora me voy a tomar la libertad de hacer otras cosas: desde tango, boleros, canciones”, cuenta la cantante que imagina continuar sus días en el paisaje al que le canta.
“Siento que soy una mujer de la tierra, nací en un lugar muy pequeño que no me ha dejado de gustar y sé que voy a terminar ahí, para poder vivir el día en contacto con la naturaleza, en contacto con el cosmos. Yo vivo en un lugar donde no puedo ver el sol. Hace poco estuve en Los Reartes (Cba) y pensaba “cuanto hace que no veo un amanecer”.
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