Mauricio Tiberi nació y creció en Cafayate, estudió Comunicación Social en Buenos Aires, donde se quedó unos diez años, y volvió al norte para tocar y trabajar en Doña Argentina, la peña que lleva junto a sus hermanos. En octubre del 2015 editó su primer disco solista, Desentierro, que da cuenta, por sonido y lírica, pero también por el derrotero de su producción, de ese ir y volver y volver a ir: grabado en Buenos Aires, el material está compuesto en su mayoría por canciones que tematizan el pago con los ojos del que se fue. Escuchá la entrevista.
Por Bernardo Orge
Es primero de agosto y, como cada año, a la mañana las casas se llenan de humo de mirra, incienso, ruda. Un Mauricio Tiberi nene camina hasta la plaza, mira las torres grises crecer desde las ventanas hasta unirse con las nubes, tose capaz, fija, sin darse cuenta, esos olores en la memoria. Es el día de la zahumada, el ritual de purificación previo a la ceremonia de la pacha mama, y mirado desde el cerro el pueblo de Cafayate parece que se prendiera fuego.
Varios años después, otro primero de agosto, Tiberi despierta en Buenos Aires. Al lado de la cama, tirados en el piso, se apilan los apuntes pendientes. Se levanta, pone una pava al fuego y va al baño a lavarse la cara. Cuando sale a tomar el bondi para ir a cursar le cae la ficha: a esa hora, 1400 kilómetros al norte, en la casa de sus viejos, prenden ramitos de yuyos y los pasean de acá para allá para limpiar el ambiente. Le vienen a la nariz los olores y a los ojos los colores de esas mañanas cuando era chico. Ahí madura el germen de Rescoldo, una de las canciones incluidas en Desentierro, el disco que editó en octubre del año pasado. Cuando vuelve a su cuarto, Tiberi prende un pedacito de palosanto que le queda. Aunque sea...
Hipótesis como esta se pueden hacer de casi todos los temas del álbum. Es un tópico clásico de la música popular: cuando estamos lejos de la querencia los recuerdos toman vigor y aparecen las palabras y las melodías para cantarlos. De esto se trata el disco que grabó Mauricio Tiberi, con la particularidad de que la experiencia porteña no aparece referida en las letras, funciona más bien como un detonante velado que podemos adivinar a partir del tono nostálgico con que se pasa revista a la flora, el paisaje y la gastronomía regional.
Frutas, árboles y comidas, duraznos, algarrobos y humitas, se van acumulando hasta formar una imagen nítida de parte de la vida cotidiana en Cafayate. El canto del agua cuando baja de los cerros descripto en Cristalina, por ejemplo, con la colaboración de Laura Peralta, compiladora de coplas populares, que suma su voz al tema; o el recuerdo de la abuela, Doña Argentina, que llega acompañado del recuerdo de los duraznos, los dulces, el olor de las comidas y el regusto de los cuentos que les contaba a sus nietos, nos llevan un rato al Valle Calchaquí, a una vendimia o una serenata.
En entrevista con La Canción del País, Tibori responde la pregunta clave:
¿Por qué tomaste la decisión de volver a Cafayate?
'Una mezcla de todo. Extrañaba mucho, se añora el pago cuando uno está lejos y muchas veces valorás cosas a las que cuando uno está cerca no les da tanta importancia. Sentí que había cumplido un ciclo en Buenos Aires, había estado casi diez años allá y tenía muchas ganas de hacer cosas en Cafayate, de poder completar algunos proyectos pendientes. Y tenemos una peña folklórica aquí con mis hermanos, un proyecto familiar muy lindo en el que estamos todas las noches.
Ayer cumplimos la noche número cuarenta y cinco, hemos estado tocando todo el verano desde el primero de enero. Hemos compartido algo muy lindo, hemos compartido con muchos músicos que han venido desde diferentes lugares del país. Estoy contento de estar aquí en Cafayate y de tener otros tiempos que la ciudad a veces no nos permite. La ciudad tiene un ritmo muy vertiginoso y es todo para ayer. Aquí el tiempo pasa un poquito más lento, o por lo menos uno se da un respiro. Hay muchas oportunidades que surgen en esos tiempos libres y que uno puede dedicarlos a otras cosas.
"Nosotros tenemos arraigadas muchas costumbres que están muy marcadas en la cultura popular del Valle Calchaquí que tienen que ver con prácticas que tenían los pueblos andinos, los antiguos pueblos originarios de esta región".
- Es muy lindo poder vivir acá en Cafayate, rodeado de la naturaleza y de costumbres ancestrales. Nosotros tenemos arraigadas muchas costumbres que están muy marcadas en la cultura popular del Valle Calchaquí que tienen que ver con prácticas que tenían los pueblos andinos, los antiguos pueblos originarios de esta región. Por ejemplo la manera de cocinar las humitas con la pecana, que es una piedra con la que se muele el maíz. O por ejemplo la zahumada, que se hace cada primero de agosto..."
Desentierro fue grabado entre Octubre de 2014 y junio de 2015 en los estudios Walal y Vivo Sonido, en Buenos Aires, Argentina, con la participación de Esteban Kahayan como técnico y la producción artística de un amigo de Tibori, Matías Pozo. Además de la mencionada Laura Peralta, en el álbum participan músicos como Bruno Arias, Sebastián Castro, Lucas Colque y Verónica Marjbein. Se editó en octubre de 2015 con el apoyo del Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural y el Ministerio de Turismo y Cultura de Salta.