EL REFLEJO DE “ESTA VOZ” � BETIANA CHARNY

Entrevistas
19 de diciembre de 2014

Betiana Charny editó su primer disco "Esta voz" producido por el cordobés Juan Iñaki. Trece canciones del folclore argentino y latinoamericano, muchas de las cuales eran “inéditas o poco grabadas”. Juan Falú, José Luis Aguirre y Diego Marioni son algunos de los invitados. En esta entrevista la cantante profundiza sobre el arte de encontrar la voz propia y con eso construir un mundo de posibilidades.

------------------------------

La cantante Betiana Charny editó su primer disco “Esta voz” con trece canciones del folclore argentino y latinoamericano, muchas de las cuales eran “inéditas o poco grabadas”. Producido artísticamente por el cordobés Juan Iñaki, cuenta con invitados como Juan Falú -quien le cedió la zamba también inédita “Cielos Nuevos”-, Diego Marioni, José Luis Aguirre y Damián Verdún.

Los compositores elegidos para su repertorio junto a su reflexión sobre qué cantar y cómo hacerlo, terminaron por conformar  un reflejo que la intérprete logra proyectar a partir  de esas preguntas y búsquedas sobre su “voz”. Inquietudes que según cuenta en esta entrevista la acompañan desde siempre.

“No es lo mismo grabar todo un disco que hable del amor que uno que haga mención a los trabajos o a las luchas… Yo quería decir muchas cosas, contar muchas historias, mostrar mis contradicciones y eclecticismos en los modos de decirlas, y el soporte para eso tiene que estar cuidadosamente elegido”, dice la cantante nacida en Rosario y criada hasta su adolescencia en Villa Constitución.

“Más allá del virtuosismo  o las conquistas técnicas, lo que yo quería era encontrar desde dónde decir, cómo vestir esas palabras, (…) cómo volverme puente y filtro a la vez entre la música, mi ser y el otro”, escribe en la gráfica del disco en un texto verdaderamente sincero.

“Aceptar tus dones y límites como algo que igual es valioso para construir” y para poder “descifrar los aspectos de la voz y del cantar que son fundamentales para decir”, dirá también sobre su oficio en la entrevista.

“Coyita” de José Luis Aguirre, “El Colero” de Diego Marioni y Mariano Clavijo, “Mercedes Yampa” de Néstor Soria y Topo Encinar, “Pobre Voz” de Chabuca Granda, “Pajarito en Sol” del venezolano Henry Martínez, “Chivo que rompe Tambo” de Moise Simons, “Agüita de Raíz”  de Juan Iñaki y "Lo que sos mi chamamé" de Miguel Angel Morelli son algunos de los temas del álbum grabado junto a Javier Rivero en guitarra y arreglos, José “Chey” Ramos en guitarra y arreglos, Matias Bernigaud en guitarra, Sadun Gosse en percusión, y Emilio Pasquini en contrabajo.

“La formación es tan nueva como mi “situación folclórica”, pasa que los pibes sí son unos expertos en el tema. Nosotros recién hace dos años que tocamos todos juntos”.

BETIANA CANTA 1988

“Hace unos años encontré un cassette de esos que se les ponía un papelito en sus orificios para volver a grabar. Decía “Betiana canta 1988” era un registro casero que había hecho mi abuelo. Fue surrealista oírlo y encontrarse con una nena con voz muy (muy) aguda que daba una versión de “La Oma” fusionado el final con una canción infantil de esa época”.

Desde aquellos recuerdos musicales de niña hasta este debut discográfico (“yo siento que el folclore es algo que me llegó tarde, hace pocos años”) hubo varios caminos por los que transitó la cantante.

Después de formarse con docentes y maestros particulares y participar de la vida musical de varias instituciones, cantar en  coros de niños, estudiar piano y canto, Betyana tuvo su costado rockero y luego se zambulló en el mundo de la música contemporánea: “Tenía una banda de new metal, tres años después estaba haciendo covers versionados desde Berusit a Björk con un formato de música de cámara, hace cinco estaba componiendo y cantando música contemporánea”.

Fuera del ámbito académico – se recibió de Profesora de Composición Instrumentación y Análisis en la UNR- formó desde el año 2007 ensambles y dúos donde explora la música popular latinoamericana y la composición de canciones.  Para el año 2010, al egresar de la universidad, se vuelca de lleno al estudio de la música folclórica. Ese inmenso mundo se le fue revelando también en seminarios relacionados con la voz dictados por Verónica Condomí, Viviana Pozebón, Francesca Ancarola, Carolina Chrem, Aline Meyer, Bibi Nanka Jatha, Rosa Domínguez; Lorena Astudillo, Silvia Iriondo, y tantos otros. 

UN VIAJE AL NORTE: LAS COPLERAS DE PURMAMARCA

“De todos modos yo siento que el folclore es algo que me llegó tarde, hace pocos años, aunque siempre me anduvo rondando, porque crecí entre la música académica y los discos de Cafrune, de Eduardo Falú y de Zitarrosa y también con la música tradicional hebrea, y de esa mezcla fueron mis encuentros y desatinos por todos los géneros que te imagines hasta que cuando ingresé en la universidad conocí mucha gente que me fue pasando música”, dice Betiana.

Esa experiencia entre pares fue más que nutritiva para la cantante. Una de las grandes posibilidades que ofrece pertenecer a la comunidad universitaria es el dialogo generacional con personas que suelen tener tantas ansias de aprender y conocer como uno. 

“Tenía grupos de folclore a los que por el simple hecho de hacer el aguante iba a escuchar y de ese modo me acerqué por ejemplo a la obra del Cuchi Leguizamón, de ahí a Juan Quintero y Luna Monti (que después me llevó a Juan Falú, al Dúo Salteño y de ahí más atrás a buscar a los autores de esas obras que estas nuevas maneras del folclore interpretaban), hasta que un viaje que hice al norte me dio una experiencia que viví como iniciática te diría, en un encuentro de copleras en Purmamarca. Ese fue el momento en que yo sentí como el decisivo, el del contacto con lo primigenio, lo “puro” del sonido y su ejecución, y el que me atrapó por completo, y de ahí en adelante necesité cada vez más estar en contacto, estudiar, adentrarme con la música de mi país hasta que inevitablemente tuve que comenzar a cantarla.

EL ARBOL QUE NO OLVIDASTE

Cuando se le consulta por un posible árbol genealógico en el que pueda reconocer formas y procedencias que le han abierto el panorama para resolver e investigar lo que quería hacer, Betyana amplía la información sobre esos primeros años de vida en que la niña cantaba y su abuelo la grababa.

“Imaginate lo improbable de reconocerse a uno mismo en una grabación de tantos años, en una distancia que sólo se achica con este tipo de documentos, pero se me vino a la memoria esta reliquia, por lo paradójico del contenido y la naturalización con que confluían en esa grabación, pero a la vez por lo significativo que es que sin saber muy bien que eran esas palabras que decía el texto de la canción yo me la sabía de memoria y evidentemente en la cosmovisión de una nena de 3 años eso me emocionaba”.

"Siento que es una parte mía la que tuvo que darle permiso a otra para cantar, porque cantar fue la única certeza que yo tuve en mi vida desde niña (y ya desde niña era insoportablemente existencialista)" 

Más cercano en el tiempo, la cantante habla de cómo se permitió una “habilitación” para cantar: “Fue un proceso difícil porque yo sentía que no tenía “habilitación” para hacerlo, yo era rockera, o era una ñoña, venía de “otro palo”, incluso me pasó que cuando comencé a frecuentar conciertos o peñas mis propios colegas se extrañaban de verme ahí, fue bastante incómodo sentirme que era como una intrusa en algo que hoy me es tan mío, tuve que pelear por ese terreno, obviamente que contra mis propios prejuicios, se ve que cuando los pude conquistar no tuve que seguir dando más explicaciones”.

El texto que es parte de la gráfica comienza con una imposibilidad, ese “algo en mi voz andaba mal". ¿Ese planteo habilitó que te revelaras para poder cantar? El disco lleva por nombre  “Esta voz”. Suena a autoreconocimiento ¿Sentís que tuviste que darte permiso para cantar?

Siento que es una parte mía la que tuvo que darle permiso a otra para cantar, porque cantar fue la única certeza que yo tuve en mi vida desde niña (y ya desde niña era insoportablemente existencialista) Creo que mi historia y lo que sucedió en “el afuera” no es más que la proyección de mi interior en ese proceso. Muchas personas, amigos me sugirieron que no ponga ese texto, pero yo sentí que hoy es mi verdad más profunda, que no me avergüenza reconocer mis límites, al contrario, que me han fortalecido tanto en el territorio de lo artístico como en el de la docencia, y compartir esa intimidad es parte de aceptarme.

Quizás lo que intento decir ahí es que yo estuve tan obsesionada por obtener algo que no es más que técnico, que no es más que algo que con disciplina en mayor o menor grado cualquier cantante puede obtener, que me estaba perdiendo de verme, de ver a mi alrededor, de descifrar los aspectos de la voz y del cantar que en verdad son fundamentales para decir (siempre desde lo que yo creo como tal, no tengo ninguna verdad comprada) y sobretodo me estaba perdiendo de disfrutar que es lo más mágico del arte. Vuelvo nuevamente al principio, el hecho de aceptar mis dones o mis límites como algo que igual es valioso para construir, como lo es en cualquier persona creo, hicieron que tuviera que ponerle el pecho a mis miedos, a mis estructuras y hacerme cargo, con trabajo, con estudio, con el dolor de cualquier proceso de cambio y con la enorme alegría de sentir la posibilidad como algo en mi patrimonio que antes había desconocido por completo.

"Me lo estaba diciendo a mí misma, a ese aspecto que siempre quiere boicotearlo todo, al que no cree, al desconfiado, al saboteador. Me lo estaba diciendo a mí misma como un mantra, como un grito de poder

Claro que el nombre del disco, que se desprende de la milonga con la que se abre la lista de temas, no es inocente. A mí me llevó muchos meses entender “ a quién” le cantaba esa canción (porque todo lo que yo canto, aunque sea inventado, tiene nombre y apellido para mi construcción de la interpretación) y unos días antes de entrar al estudio a grabarla me di cuenta que cuando yo decía “la haré camino algún día del sueño ausente, las alas de tus pupilas lo verán siempre” no se lo decía ni a mi viejo, ni a la maestra de canto, ni a un tipo, ni a nadie de esas personas a las que uno les puede llegar a dedicar semejante frase.

Me lo estaba diciendo a mí misma, a ese aspecto que siempre quiere boicotearlo todo, al que no cree, al desconfiado, al saboteador. Me lo estaba diciendo a mí misma como un mantra, como un grito de poder , y pude hasta “ver” la parte más resistente de mi ser, (y cuando hablo de esto es porque viene a mí una imagen muy clara como de haber tocado fondo completamente y ya no tener nada más que perder, como en las películas cuando el que tiene que vengar a otro llora en la tumba del caído y ahí saca la fuerza para su batalla, no sé cómo explicarlo es muy difícil de ponerlo en palabras pero es esa sensación de hacer MUCHA fuerza para oponerse a la resignación) y ese descubrirme así en esa desnudez, fue como si hubiese hecho un pacto conmigo que me prometo todos los días no romper.

Hace bastante tiempo (¿5,7,10 años?) que participás de la escena musical rosarina. ¿Se hizo esperar el primer disco? ¿Lo hubieses querido sacar antes? ¿Buscaste llegar a un punto de maduración para grabar?

No.. yo no buscaba nada. Mis búsquedas siempre han tenido más que ver con sentir lo que estoy haciendo como lo más próximo a la verdad, a mi visión de la verdad y para eso primero tengo que encontrar cuál es ese territorio de lo que es certero para mí. Imagínate cuán incierta o fluctuante ha sido esa verdad que yo hace diez años tenía una banda de new metal… tres años después estaba haciendo covers versionados desde Berusit a Björk con un formato de música de cámara, hace cinco estaba componiendo y cantando música contemporánea….

Con todas esas formaciones tuve pasos por estudios de grabación, incluso hay un disquito ahí dando vueltas que hicimos muuuy de jóvenes, muy experimental, hasta inocente te diría, pero nunca sentí que estaba yo parada con firmeza en un suelo propio. Probablemente todo eso fue el puente para poder significar este presente. De algún modo agradezco que este haya sido el momento en el cual llevé adelante esta empresa, fue algo que se dio de un modo absolutamente necesario, creo que ni siquiera estuve demasiado consciente de que estaba sucediendo (y por eso lo pude remontar contra todo lo que se nos fue presentando) y simplemente seguí esa intuición que me fue tomando de sentirme “segura” o mejor dicho de sentir completamente genuino el cantar esta música, de este modo, con esta gente y de tener la madurez para hacerme cargo.

Háblame del repertorio. Algunos de los compositores grabaron con vos…

Definir el repertorio fue una de las cosas más difíciles. Porque cuando tu rol en el arte es el de interpretar como es en este caso lo que yo elegí hacer, tus posibilidades expresivas se ven supeditadas a ese repertorio, y el contenido del mismo también te posiciona de algún modo ante el panorama incluso ideológico, no es lo mismo grabar todo un disco que hable del amor que uno que haga mención a los trabajos o a las luchas… Yo quería decir muchas cosas, contar muchas historias, mostrar mis contradicciones y eclecticismos en los modos de decirlas, y el soporte para eso tiene que estar cuidadosamente elegido.

También necesité sentir que tenía algo nuevo para aportar, algo más que decir. Por eso prácticamente es un disco de canciones inéditas o poco grabadas, no encontré en este momento de mi carrera una nueva arista a obras como la “Zamba del Laurel”, que es una joya, pero que está tan instalada en la memoria colectiva por la voz de Mercedes, o si querés más recientemente mismo de Lore Astudillo, que yo no sentí tener algo que aportar. En cambio sí pude apropiarme y sentirme totalmente preparada ante un vals como “Pobre Voz” que si bien es de la inmensa Chabuca Granda, al no haber prácticamente ninguna otra versión y al ser tan cercano a mi propia historia, me sentí en condiciones de defender y poner mi perspectiva al servicio de la obra.

Después tuve la suerte de que muchas de las cosas que grabé son de gente que está viva y que además conozco, con la cual pude conversar y profundizar, como en el caso de “Mercedes Yampa” que su autor Néstor Soria pasó horas contándome historias de Anfama y de ese hombre que murió en el año 30; incluso alguno de esos autores/compositores grabaron conmigo en el disco con lo cual la fuente fue completamente primaria, como en el caso de José Luis Aguirre o Diego Marioni, o el mismo Juan Iñaki.

Y lo de Juan Falú. ¿Cómo se dio que te cediera Cielos Nuevos y grabara en el disco? Era inédito eso me habías dicho alguna vez…

La zamba de Juan sí es (era) inédita, ahora ya tiene esta versión grabada. En realidad él la había editado como partitura en uno de sus libros, y yo buscando una zamba (me fui hasta Tucumán a ver si daba con una porque estaba muy desorientada, allá me compré el libro y ya en el micro volviendo la encontré leyendo en las penumbras del viaje) cuando tarareo la melodía me parecía familiar y recordé que se la había escuchado alguna noche de guitarreada, entonces cuando tuve oportunidad de verlo le consulté si había alguna versión como para orientarme, y me dijo que no, que nadie la había grabado y se ofreció para ser la guitarra que me “acompañara” en tal empresa y claro que acepté, fue una de las cosas más increíbles que me ocurrió en la vida.

¿La formación se asentó en un par de años? ¿Depositaste en ellos algunas decisiones musicales?

La formación es tan nueva como mi “situación folclórica” pasa que los pibes sí son unos expertos en el tema. Nosotros recién hace dos años que tocamos todos juntos, pero por un lado ya nos conocíamos de la facu y por otro se da una cosa muy fuerte que es que somos amigos entrañables, y la música, el cómo encararla, hizo que pudiéramos compartir y pasar infinidad de horas ensayando, viajando, probando cosas, discutiendo obviamente, y encontrándonos en escenarios y guitarreadas que nos brindaron una comodidad cotidiana a la hora de tocar.

Cada músico hizo su aporte, siempre bajo la dirección de Juan Iñaki que fue el que de algún modo organizó la sonoridad del disco, pero bueno claro que los arreglos de guitarra (Javier Rivero es el principal arreglador e intérprete de este trabajo) no fueron improvisados en el momento, están escritos y ya tenían todo un tiempo de maduración y de haber sido discutidos (en eso soy muy exigente y minuciosa). Los guitarristas llegaron al estudio con todo muy claro, luego el resto de los músicos se fueron acoplando a la propuesta de ellos, pero la estructura del disco es esa “certeza guitarrera” creo yo.

Respecto a tu estilo me da la sensación que mesuraste la expresividad. O quizás es una sensación distinta a la que uno percibe con relación al “vivo”…

Yo disiento con vos ahí si me disculpás, porque si hubo algo en lo que sí me di permiso fue para explayarme cantando, y sobre todo para que la emoción me atraviese sin medir demasiado, y a colación de eso siento que ahí en el estudio pude de algún modo “atravesar” ese miedo eterno de no ser prolija, de no ser del todo correcta, incluso de no ser del todo afinada y elegir dejarlo así, priorizar la frescura de las tomas, de hecho las cosas a dúo con la guitarra fueron grabadas en vivo, igual que la zamba y el piano, el chivo que lo grabé con el contrabajista ahí cara cara, o sea, obviamente que uno tiene la conciencia de que estar frente a un micrófono en un estudio no es lo mismo que el de un escenario y hay cosas que en vivo, al menos en mi caso, la desmesura de la energía puede llevarte hacia territorios más osados.

Pero si hay algo que me deja tranquila es que (hacia el final del proceso más que nada, cuando ya estaba más cómoda y tenía más confianza con los chicos del estudio) pasé por estados híper intensos en el tiempo real de la grabación, al igual que cuando canto en vivo, obviamente yo no sé qué es lo que le genero a la gente cuando me ve y cuál es la diferencia con sólo escucharme, te estoy hablando desde algo completamente subjetivo, lo que sí siento es que en esa gran amplificación de los recursos que te da el estudio me encontré medio sin saber con un timbre y un registro que a veces me cuesta reconocer como propio y quizás eso es lo que vos escuchás de “distinto” como una Betiana más sutil, más liviana (mi mamá diría “más femenina” ajajaj) que yo no conocía tanto, y con la que estoy en tratativas de amigarme…

 

Entrevista y texto: Bernardo Maisón

ENTRAR
MÚSICA
La noche musical
Se entregaron los premios Rosario Edita: Álbum del Año para Barfeye
MÚSICA
Séptima edición
Los nominados a los Premios Rosario Edita 2024
MÚSICA
Muni bot
Bases y Condiciones
Convocatoria abierta a los Premios Rosario Edita 2024
MÚSICA
Entrevista
Bubis Vayins: cantos de la ciudad eclipse
MÚSICA
Buchin Libros
ÚLTIMAS NOTAS
22 al 26 de noviembre
Festival Fontanarrosa: una celebración del querido "Negro"
ESCÉNICAS
Museos, galerías y más
Una guía de muestras de arte en Rosario
ARTE
Arecia
Del 21 al 26 de octubre
Ya se vive el 32° Festival Internacional de Poesía de Rosario
LITERATURA
Obra de Tania Scaglione
La casa suiza, donde habita el olvido
ESCÉNICAS
sobre los versos
La metapoeta: Georgina Grasso publicó nuevo fanzine
LITERATURA
@ La Canción del País 2024