La noche musical
Se entregaron los premios Rosario Edita: Álbum del Año para Barfeye
En una tardecita soleada en el barrio de San Telmo, a media cuadra de Parque Lezama, el cantor Hernan Lucero atiende el teléfono para conversar sobre “Gardeliano”, su cuarto disco solista integrado por obras del repertorio clásico y algunas piezas menos conocidas de Carlos Gardel.
Admirador desde siempre del Zorzal criollo, por quien “entró al tango”, Lucero se entusiasma al referirse al gran artista universal de quien el pasado 24 de junio se cumplieron 80 años de su muerte: “Ha sido el primer cantor popular en hablarle a la gente. Por empezar inaugura lo que nosotros conocemos como tango canción, tango moderno, él lo crea. En 1917 graba el primer tango canción, “Mi noche triste”, de Castriota y Pascual Contursi".
"A partir de ahí, el tango llega a ser Piazzola, llega a ser Horacio Salgán. Pero él pone la piedra basal de lo que conocemos hoy como tango. Antes era una música procaz, una música prostibularia. Y Gardel es el primero, vaya a saber si por un hecho fortuitito, en hablarle al corazón de la gente humilde, a la gente común, gente de a pie, el primero en contar las historias de este pueblo con ese formato maravilloso de la canción”.
Con el acompañamiento de un octeto dirigido por el bandoneonista Ramiro Boero y el pianista Pablo Fraguela, o con piano solo, guitarras, y guitarras y bandoneón, Gardeliano contiene, de la dupla Gardel-Lepera, "Volvió una noche", "Golondrinas", "Soledad", "Arrabal amargo", “Amores de estudiante” y "El día que me quieras", –con su pareja Florencia Bernales–, y "Caminito soleado"–con Guillermo Fernández–. También está presente la faceta compositiva de los guitarristas de Gardel con "Barrio viejo” (1928, Guillermo Barbieri y Eugenio Cárdenas) y “Por dónde andará” (1927, Salvador Merico y Atilio Supparo).
“Este disco para mi es una declaración de amor por la obra de ese artista enorme, de ese hombre genial que fue Carlos Gardel, de algún modo entonces, la idea es resignificar la obra y decirla con mi propia voz, creo que en ese sentido nos ha ido bien” dice Lucero, que formó a los trece años en el colegio secundario, su primer banda de rock y alrededor de los veinte “empezó a edificar este cantor que soy hoy”.
Su camino como profesional se sitúa en el año 2000 y para 2002 debuta con los Bardos Cadeneros, cuarteto con quienes registró los discos “Tango”, “Suerte loca” (2005), y “Las líneas de tu mano” (Alfiz, 2009). Como solista se hallan “Después” (2007), “Tangos Nuevos” (2010) en colaboración con el letrista y humorista gráfico Tute, y “Lucero” (2012).
¿Gardeliano lo pensante en relación a que se venía el aniversario de los ochenta años del fallecimiento de Gardel? (Se cumplieron el pasado 24 de junio).
No, fue una casualidad, me enteré después, una vez que el proyecto ya estaba encaminado, de hecho pensé en no hacerlo por esa misma razón. En realidad decidí hacer esto porque un amigo me convenció, tengo varios amigos que aman la música de Gardel, que hace años que me vienen pidiendo que grabe un disco sobre él, uno de ellos me convenció el año pasado de hacerlo, me decía tiene que ser tu mirada sobre Gardel .
¿Te suscitó algún problema meterte con Gardel?
Conozco muy bien la obra de Gardel y sobre todo la amo profundamente. Siento una gran admiración por él. Para mí fue un placer, una exigencia muy grande porque está la vara puesta en lo más alto. Gardel es el mejor de todos, es Maradona. Por otro lado lo disfruté muchísimo.
LA VARA MUY ALTA
“Gardel murió en el momento culminante de su carrera, en lo mejor de su camino como artista. Hasta ese momento tenía muchísimo por hacer, hubiera hecho cosas más grandes de las que hizo. No solo fue el más grande artista que dio esta patria, sino que además de ser un cantor extraordinario, fue uno de los más grandes de la música popular del Siglo XX”, opina Lucero.
“Cuando uno habla de las voces de las canciones populares del mundo dice Gardel, Sinatra, Edith Piaf. Eso no está nada mal, estar entre selecto puñado de cantores. Pero además de eso, Gardel fue un productor extraordinario, un hombre de negocios inteligentísimo, una personalidad muy rara”.
¿Por qué?
Bueno, porque es muy difícil que coincidan tantas virtudes en un artista, es muy común comentar este tipo qué bien cantaba, qué bien tocaba el piano. Gardel filmó películas para la “Paramount” norteamericana. Las primeras cuatro o cinco las hizo en Francia, donde esta compañía filmaba las de un presupuesto menor. Al ver que estas películas funcionaban, mejoraban las filmaciones y las trasladaban a Nueva York. Si vos ves las películas que filmó Gardel dicen “en Nueva York”, una producción Paramount, y abajo dicen “Éxito producciones”. Éxito producciones era la productora de Gardel; resulta que Gardel concesionaba los derechos a la Paramount. Firmo un contrato extraordinario para la época, pensaba: “Genial muchachos, me pagan mejor, tenemos más producción pero bueno las películas son mías”.
¿Era un artista indie de aquella época?
Por supuesto, fue un autogestivo desde el primer momento. Gardel se construyó a sí mismo, se inventó.
No sabía que tenía esa productora, incluso lo ficharon en esas grandes maquinarias…
Se dice que tenía el berretín, el ansia de instalarse, de volver pronto a la Argentina y poner mucha plata para la industria cinematográfica.
Escuchá Gardeliano acá
