Con este disco junto a su compañero de banda Mauro Siri, el cantautor chaqueño Seba Ibarra entregra una lúdica reflexión sobre el cuidado de la naturaleza. Canciones dedicadas a montes y ríos con espíritu rockero, se muestran en vivo en recitales didácticos que mezclan música, personajes y dibujos en pantalla.
Mientras el músico realizaba talleres para chicos en Vilelas, localidad del Chaco ubicada sobre la margen derecha del riacho Barranqueras, un brazo del río Paraná, fue que empezaron a nacer algunas de las canciones que ahora integran su nuevo disco. Luego la propuesta le llego a Siri quien se sumó gustoso y “dirigió artísticamente el proyecto, además de ser el encargado de llevar adelante la cuestión del sonido”.
Las voces alegres y coloridas de Seba y Mauro junto a la de varios niños que participan como coristas hacen del disco una travesía de tono infantil para disfrutar de principio a fin. Guitarras acústicas y eléctricas, bajo, batería y percusión, y el infaltable acordeón litoraleño en manos del invitado Emiliano Khayat, generan un ambiente sonoro que abreva en ritmos folklóricos pero que se desarrolla en clave pop/rock. Las letras de las canciones, más directas que gemas anteriores de Ibarra ,apelan al resguardo y cuidado de la naturaleza. “Hubo que pensar de qué modo decir las cosas más directamente, ese fue el único trabajo, en mis discos anteriores yo estaba tratando de transmitir la misma idea, que nos demos cuenta de lo maravilloso que es vivir en este lugar, en el litoral, al borde del río. Trataba de ser sutil y metafórico, en este caso, para los niños debía ser más directo, por eso resultó muy divertido”, contaba Seba Ibarra a nuestro programa.
Todos esos mensajes se ponen en escena en una serie de recitales didácticos que los músicos vienen realizando en varias ciudades del país -como sucedió en Rosario- invitados por instituciones o establecimientos educativos. En esos conciertos “un viajante proveniente de la gran ciudad (Mauro) se encuentra perdido en el monte. En busca de alguna salida de ese lugar que considera tan poco interesante se encuentra con un habitante y gran conocedor de la zona (Seba), y con una mano dibujante proyectada en vivo sobre una gran pantalla. Durante 50 minutos ellos intentarán mostrarle al viajante las bellezas de su lugar, recreando mágicamente, con mucha música e imaginación los paisajes, animales y algunas escenas cotidianas de esta región”.