Una casa en la ciudad de Rosario. Estamos a mitad de la década del 70. En el living, con las ventanas que dan a la calle levantadas apenas treinta centímetros, dos niñas escuchan las canciones que vienen de los parlantes de un tocadiscos. Son dos voces familiares, cantan Charly y Nito. Claudia, de apenas 9 años, mira cómo su hermana más grande baila, y aunque ella no lo hace, siente que la admira. Están escuchando el disco “Adiós Sui Géneris”, quizás es la parte melancólica de alguna canción y Nora, la de 14, mueve su largo pelo hasta la cintura al compás de la música.
Sui Géneris se ha despedido no hace mucho y en la Argentina de esta época, los dos jóvenes de alrededor de 25 años interpretan e interpelan a toda una generación de adolescentes, y a otros tantos un poco mas grandes, pero al fin jóvenes y protagonistas como ellos. “Yo tenia 9 años cuando fue ese recital, por supuesto que no fui, fue el 5 de septiembre de 1975, recuerdo estar mucho tiempo, mucho tiempo mirando la tapa. La tapa del vinilo, las fotos, la foto de Charly con esa galera blanca, Nito… que me parecía hermoso en esa época, me había enamorado de Nito (risas)”, rememora Claudia Schujman, la actriz rosarina que eligió este disco para nuestra sección “Me Gusta (mucho).
“Adiós Sui Géneris”, además de ser un álbum doble, es también la película de Bebe Kamin que se grabó ese mismo día a cuatro cámaras (5 de septiembre de 1975), en las dos funciones del recital de despedida de la banda. El Luna Park estaba colmado. “Me gusta mucho porque me trae muchos recuerdos de mi infancia -menciona Schujman-, me resuena mucho ese disco porque marca una época. No hay que olvidar que unos meses después fue el golpe de estado de 1976, en ese recital, supe después, hubo treinta mil personas, un numero muy significativo, y cada vez que escucho el disco pienso en cuánta gente que hoy no está, que pudo haber estado ahí, y hoy no está con nosotros”.
LA VIDA EN UN RINCON
De las cuatro cámaras que realizaron las imágenes del recital y las entrevistas al público que estaba afuera del Luna, una de ellas la manejaba Raimundo Gleizer, un crítico y director de cine argentino que fue desaparecido el 27 de mayo de 1976. De esos días en que muchos empezaban a encerrarse Schujman cuenta: “También si tengo que pensar en ese disco y remontarme a los nueve años; yo estaba siempre en un rincón de la casa de mi madre en un sillón Vienes que era de mi bisabuela, escuchando una y otra vez todos los temas”. “Instituciones”, “Confesiones de invierno”, “Canción para mi muerte” o “Aprendizaje” eran canciones que todos sabían de memoria, que todos sabríamos de memoria.
“Lo que más me resuena es verme a mí sentada ahí, y viendo a mi hermana, porque en realidad yo escuchaba la música que escuchaba mí hermana. Ella se llama Nora, me lleva 5 años, así que ella tendría 14, 15 años. Me la acuerdo con la melena hasta la cintura, bailando y escuchando este disco como tantos otros”, dice Shujman y confiesa: “Yo tenia una gran admiración por mi hermana, entonces me resonaba su estado, ella se ponía melanco y yo me ponía melanco, si bailaba no bailaba al lado de ella pero la observaba bailar, y también en esa época yo era muy tímida, entonces escuchaba ese disco y entraba en ese estado de melancolía. Mi madre siempre tenia la persiana baja, 30 centímetros de aire dejaba, no sé si por pudor a que se vea la casa o por lo que sea, entonces yo tenia un fragmento para mirar la calle y miraba a los chicos jugar pero nunca me decidía a salir”.
Claro que esa indecisión a salir de su hogar no duró para siempre, como tampoco duró para siempre el grupo de rock que aquellos adolescentes aplaudían a rabiar. “Bueno, después de un tiempo no muy lejano a eso, me decidí a salir y tomé la calle como un lugar y transité mi vida”, García y Mestre también transitarían su vida de adulto con otros proyectos musicales, aunque las canciones del dúo quedarían como seña identitaria de un periodo de nuestra historia, y mas aun, como marcas en el alma de un etapa de la vida; de una sinfonía para adolescentes. “Creo que ese disco marcó una época, cuando se hablaba de los pelos largos, se hablaba de la rebeldía adolescente, yo entendí después de lo que hablaban esas letras. Y lo pude disfrutar mucho después, y cada tanto cuando quiero recordarme, cuando quiero recordar, y no olvidar ciertas cosas lo vuelvo a escuchar”.
SIEMPRE SALTAR
De ese recordarse en otro tiempo para que algunas cosas no se borren del todo, Schujman salta al presente y dice: “Pienso en ese disco hoy, pienso en el éxito y el fracaso, porque pienso en lo que fue de la vida de Charly García después de esa despedida. Él fue quien decidió esa despedida porque estaba cansado de tocar los mismos temas siempre. Él decía que empezaba con el sol de “Canción para mi muerte” y la gente lo ovacionaba de una manera que no le gustaba. Quería evolucionar, incorporar nuevos sonidos, y por supuesto que lo hizo, y pienso en Nito que quedó como a la sombra de Charly. Y pienso en esto del éxito y el fracaso, en cómo Charly decidió dejar algo en pleno éxito y en el riesgo que tomó. Eso me parece admirable”.
La actrÍz de que ha sido parte de las obras “La Quema” y “La Temperatura” (Gustavo Guirado”, “Las Hijas del Rey Lear”, “Algo sobre el amor” (Postiglione), y “Un guapo del 900” (Bosco-Goicoechea) entre otras, y que en algunas semanas debutará con un protagónico en cine junto a Miguel Bosco en Bronce, agrega: “Él (Charly) dijo que cuando se siente seguro en algo tiene que salir de lo seguro, y eso es algo que todos deberíamos aprender, mas hoy en que todos nos afianzamos a lo seguro, buscamos el éxito seguro, él renuncio a eso y para mi es admirable, por supuesto su música es admirable y todo lo que hizo después también. Me gustaría tener todos estos discos de vinilo otra vez, quedaron en la casa de mi madre y no los volvimos a recuperar”.