La noche musical
Se entregaron los premios Rosario Edita: Álbum del Año para Barfeye
“El amor después del amor” de Fito Paez fue un suceso al momento de su edición y lo sigue siendo 20 años mas tarde según quedó demostrado con la serie de recitales que el rosarino brindó en su conmemoración y del cual todavía flotan los ecos. Aquí no vale el análisis de que en aquel entonces eran pocos los que escucharon esas canciones y que producto del tiempo, el mito, o el marketing la cosa creció. Ni bien salió, ese disco cambió a su modo la historia propia del músico y la del rock argentino. Fue presentado primero en Rosario, luego en once shows en el teatro Gran Rex de la Capital y, finalmente, por todo el país en La Rueda Mágica Tour '93, que culminó en Velez, ante 40.000 espectadores cada noche. En diciembre de ese año Paez volvió a tocar en Velez, a beneficio de UNICEF Argentina y donó 420 mil dólares. Además ganó las encuestas del momento: Mejor Solista, Mejor Disco, Mejor Tema y Mejor Video. El álbum lleva más de 700 mil copias vendidas.
El realizador audiovisual Federico Actis eligió este disco para la sección Me Gusta (mucho) y sobre él dice: “Tenia 11 años en el 92, fue un poco con el que yo entré a esto de escuchar música, en mi casa estaba “Filosofía barata y zapatos de goma” (Charly Garica) en cassete, pero a este de Fito no podía para de escucharlo”. A su vez, el creador de Los Teleféricos, recuerda el primer recital de su vida con Paez de protagonista: “El primer recital al que fue en mi vida en Central (Rosario Central), fue mágico, era un mundo de gente, había un músico como en un partido de futbol, en el medio de la cancha. Fui con un amigo de mi papá, me acuerdo que estaba en la platea, y había mucha gente en la platea, -muy esa cosa de recital y de cancha-, que intentaba cruzar al campo saltando el pozo, me acuerdo que había un grupo de tres que intentó saltar y el ultimo no llegó, se cayó al pozo, se dio un golpazo bárbaro. Yo estaba como absorbido por el recital y por ese tipo de cosas que no las entendía…nunca las había visto, claro, eso era, esa es una imagen que todavía tengo en la cabeza, yo decía cómo lo van a sacar a este tipo”.
En una reciente entrevista al músico que reconstruye la etapa previa a la salida del trabajo bisagra de Fito, se cuenta que “en 1991, después de un año de tocar Tercer Mundo, Fito volvió a José Ignacio, Uruguay, a una residencia llamada La casita, cerca de la playa, para demear el nuevo álbum del cual tenia algunas canciones -Un vestido y un amor, Creo, El amor después del amor-. Twetty Gonzáles, que había colaborado en la producción de “Giros”, “Ciudad de pobres corazones” y “Ey”, también recuerda esos días de intensa inspiración del rosarino: “Fueron 11 días intensos. En esa época no se grababa con computadora, así que fuimos con 500 kilos de equipos, 16 teclados, maquinas de ritmo, trabajamos de dos de la tarde a tres de la mañana, ni íbamos a la playa. Yo tiraba un loop y Fito componía encima”.
El proyecto contó con el apoyo de Warner (150 mil dólares para la grabación), la producción del britanico Nigel Walter y el chileno Carlos Narea, y Carlos Villavicencio en arreglos. La grabación de metales y cuerdas se hizo en Abbey Road, se mezcló en Air, los estudios de Geroge Martin en Picadilly Circus, y una banda de grandes músicos se encargó de los instrumentos: Ulises Butrón, Guillermo Vadalá, Daniel Colombres e invitados como Spinetta, Charly, Calamaro y Osvaldo Fattoruso. En sus charlas previas a la salida del disco el círculo íntimo de Paez confiaba en que existía entre manos algo increíble.
“El disco tiene un par de cosas que me llaman mucho la atención –dice Actis-, será por mi profesión de realizador audiovisual, el tema La Verónica trata sobre el rodaje de una película, el tema empieza “No se filmó en Portugal” y en un momento en el estribillo dice “Exterior / día / toma 22” que es una indicación técnica de los guiones audiovisuales, es una construcción muy extraña, porque poner eso en una cancion es como hacer una canción sobre la lista del supermercado, las partes que tiene un motor, además son palabras difíciles para encontrarles musicalidad, me parece un hallazgo de Fito notable”.
