KAMIKAZE

ME GUSTA (MUCHO)
25 de junio de 2013

El artista plástico rosarino Daniel García nos dice que habitualmente escucha música mientras pinta y le da a ese ritual un valor verdaderamente significativo a tal punto de reconocer que “se da una cierta relación entre lo que estoy pintando y lo que escucho aunque esa relación no aparezca en la imagen o no pueda verse”. Sin embargo aclara que con Kamikaze, de Luis Alberto Spinetta “me pasa que no puedo estar pintando mientras lo hago, me tengo que sentar a escucharlo, hay como una relación demasiado intensa que no me permite escucharlo en segundo plano”.

El creador de Casi boyitas, dibujos realizados durante la expedición Paraná Ra'anga, y del libro del mismo nombre (Yo soy Gilda editora) que reúne poemas de Gilda Di Crosta y dibujos suyos correspondientes a esa serie, va mas allá en la relación entre la música y su trabajo y cuenta: “Necesito encontrar la música apropiada para el cuadro que estoy pintando. Hay veces que me encuentro trabado con un cuadro y lo que sucede es que no estoy escuchando la música correcta, y cambiando de música puedo seguir. Hay algo en el ritmo, en el tono, algo que tiene que hacer una empatía con el ritmo de la pintura”.

El disco de 1982 que “El Flaco” realizó tras algunas reuniones con productores y técnicos,  llegó a oídos de nuestro invitado al Me Gusta (mucho) ni bien editado “cuando trabaja de empleado en una disqueria y tenia acceso a mucha música del mundo porque era una disqueria que traía disco importados”. En un texto de su puño y letra el autor de Barro Tal Vez, Ella también y Quedándote o yéndote describía su trabajo de este modo: “Así surgió la primera toma y luego otras y otras. Unas buenas, otras tipo baldazo de portland. Algo aquí, luego una cosa atrás de la otra y por fin Kamikaze está aquí. Alternativamente todos los temas fueron plasmados de esta manera: bola de delay, aguardiente de Caroya, Danielito y Juan Carlos Camacho, los zabecones de turno, Ohanian que no te lo puedo describir, pileta de natación, Rapoport con su cámara que se la lleva a dormir, David Lebón, Eduardo Martí, asado, café, tenis, canciones, sueños. Y por allá se ve la silueta de Fraga, en la niebla, dispuesto a cambiar el curso de los acontecimientos, alicate en mano. O bien Machi, dorso de conocimientos, siempre presente aunque no esté. Imágenes de un ratón internacional, marcado de empedrado y yeso. Huella, huerta. Hueso primal, desbordado bajorrelieve de la plenitud infrarroja de tus manos guitarra, por sobre la felpa del estuche que venció, soportando la forma que dejó un cuerpo sensacional. ¡Oh, Leo Fender! Es decir, siempre estamos en una de las torretas del "U.S NavyCualquiera" y aparece algún Kamikaze a mil que se nos viene en picada dispuesto a que no quede nada... O, cuántas veces somos nosotros mismos, como unos enfermitos, los que apuntamos el misil, porque espreferible tener la decisión de hacerlo antes de que otro apriete el botón”.

Y continuaba Spinetta diciendo: “Hay toda una papelería de sinrazones sosteniendo las palpitaciones del monstruo de la destrucción, que no es ni siquiera un tango que nos envuelva en una telaraña de pasado al cual combatir. Porque hay otros hombres al mismo tiempo, dinamitando nuestra especie, tratando de consumir otras situaciones más desesperadas que la de morir de amor. No hay nada de melancólico en el aullido del Zero en picada, traspié inicial del estallido de esa masa imbancable de acero y grasa que comanda el Kamikaze, que chocará incómodamente contra nuestra cubierta, envolviéndonos de todos los fuegos posibles. Pero sí, al final, el viento marino desperdigará las almas difuntas y vivas, en un video imposible de reproducir con sistema alguno. Y de la misma forma las lajas compuestas de sol, heridas de vida pura. y eso será sonido siempre aunque ya no haya oídos”.

“Siempre me ha gustado Spinetta a lo largo de su carrera -cuenta García-, pero este es un disco que me ha gustado particularmente por su tono íntimo, su unidad conceptual entre todos los temas”. Y Spinetta escribía: “sentimiento de último postrero "homenaje" a las canciones que por esto o aquello quedaron fuera de álbumes de diversos proyectos musicales que fueron desde 1965 a 1978 y ahora se van...”

“Aunque no soy un fan de la música nacional hay algunos discos puntuales que sí me interesan mucho. Este es un disco que lo he venido escuchando desde entonces, desde que salió. A veces mas seguido, a veces pasan años que no lo escucho pero cada tanto vuelve. Lo he tenido en varias versiones; en long play de vinilo cuando salió, algo que tenia la costumbre de hacer con mis discos para conservarlos era grabarlo en cassette y entonces habitualmente escuchaba el cassette y guardaba el vinilo para conservarlo. Y luego perdí ambas cosas, el vinilo no se donde quedó y ya no tengo equipos para reproducirlos (cassettes), así que hace algunos años lo bajé de internet y lo tengo copiado en cd, también en mi computadora, cada tanto vuelvo a él”, narra el rosarino nacido en 1958 que en 2012 presentó su muestra Corpus.
 

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