En un tono melancólico y sereno Patricia Ghisoli, actriz, profesora de expresión corporal y directora de la Escuela de Clown Rosario, recuerda cómo fue que conoció la música de Pequeña Orquesta Reincidentes. Cuenta, en este espacio casi confesional que propone el Me gusta (mucho), sobre sus años de estudiante de teatro -historia que comienza a principios de los noventa- amigos, noches largas y bolsillos flacos. Eligió Miguita de pan, un disco del 2003 que según ella marca el fin de aquellos años de incertidumbre y crisis.
“Yo era estudiante y vivía con amigos, todos hacíamos teatro y murga y me acuerdo que siempre estábamos buscando música para las cosas que hacíamos. Un día apareció uno de nuestros amigos, que tenía un primo en Buenos Aires que había hecho una música para una obra de teatro. Era Guillermo Pessoa, uno de los integrantes después de la POR, y nos gustó muchísimo”, relata. Al poco tiempo se formaría la Pequeña Orquesta Reincidentes, en ese entonces llamada Reincidentes, y sería a través de algún compilado en cassette de temas sueltos que aparecía el sonido de la banda en su vida. Era en la “época más oscura, más densa” de la banda, recuerda.
“Con pleno menemismo nos tuvimos que juntar más estudiantes aún, no teníamos trabajo. Nos fuimos a vivir a una casa, éramos un montón de gente intentando hacer algo con la crisis”, repasa la actriz. Eran ya los medianos noventa, una época dura para los jóvenes que buscaban trabajar como artistas. La Pequeña Orquesta Reincidentes seguía acompañando con nostalgia de acordeona noches de pucho y reunión.
Eligió Miguita de Pan –dice- porque si bien fue editado pasado el menemismo y la crisis del 2001 –el disco es del 2003-, le imprime la trascendencia de ubicarlo como “el final de una historia”. De esa historia de incertidumbre laboral y amistades amontonadas para pagar el alquiler. De distancias y nuevos horizontes –“algunos eligieron irse y partieron para Europa o EEUU”, recuerda-, de crisis política y social. “Miguita de pan es pasada la crisis del 2001 y algunos de los amigos que se habían ido, volvieron. Es la historia de un grupete de amigos que ya con “Miguita de pan” tenía más que ver con el reencuentro que con la partida”, dice.
“Miguita de pan, de pan, en la grieta, tomate el vino que se derramó en el descuido”, narra la canción homónima del disco y Ghisoli rememora la mesa compartida en aquella casa: “El título me hace acordar a la mesa de esa casa donde vivíamos todos, era muy vieja, de madera y tenía muchas rajaduras y en esas rajaduras se juntaba mucha mugre de tanta gente que estaba comiendo ahí, y por supuesto mucho vino que se caía sobre las miguitas. Entonces era casi una descripción de una parte muy importante de la casa”, concluye la actriz, quién además destaca la teatralidad de las letras y el uso de metáforas que le han servido de inspiración en procesos de construcción creativa.