Desde la fábula “El Oso”, pasando por la psico-política “Pato trabaja en una carnicería”, al existencialismo en “De Nada Sirve”, Moris grabó en su disco debut, Treinta minutos de vida, (1970) una serie de canciones inmensas, que 45 años después siguen generando admiración.
Federico Fritschi, Locutor, Programador del Cine El Cairo, estudiante de Comunicación Social que “intenta recibirse” y padre de una hermosa niña, eligió el álbum del ex Beatniks, para la sección Me Gusta (mucho).
“Moris entro a mi vida de muy chiquito sin que lo sepa, como muchos argentinos, porque un profe de música nos enseñó El Oso con la guitarra, y siempre me llamó la atención esa canción por sobre el resto del cancionero que el profesor proponía”, cuenta.
Esas clases de su infancia en el Colegio Nuestra Sra Del Calvario de Galvez (Sta Fe), desde donde vino a estudiar después del secundario, quedaron resonando en su zona de intereses, y más adelante, cuando empezó a “indagar en el rock argentino” comprendió “que detrás de esa voz estaba uno de los pioneros”.
Documentales, discos de vinilo conseguidos en ferias, reediciones, recitales y hasta alguna nota fallida en radio profundizan su relación de admiración para con el autor de “Escúchame entre el ruido”, otra de las canciones del disco.
“En una nota solamente me silbó. Nunca me respondió a lo que yo le preguntaba. Él me decía que me no me escuchaba bien. Lo llamativo es que esperaba a que yo terminara de formularle la pregunta para empezar a silbar y decirme <no se escucha>”, recuerda Federico con sentido del humor.
“Pude hacerle una entrevista después cara a cara. Le dije que era la persona a la que le había silbado en una entrevista y por supuesto me dijo <que no se acordaba de ese momento>".
Según las notas de la Revista Rolling Stone para su edición de los 100 mejores discos del rock nacional, en donde fue elegido en el puesto ocho, el disco "editado durante la dictadura de Onganía, lleva vendido casi medio millón de copias”.
Fue grabado en los Estudios TNT (Buenos Aires), “en una consola de cuatro canales Ampex, modernísima para la época, manejada por los técnicos Salvador Barresi y Julio Costa (“estaban acostumbrados al tango, pero tiraban para adelante"), y contó con la producción ejecutiva de Jorge Álvarez , impulsor “del pujante movimiento de rockeros emergentes (Manal, Miguel Abuelo)”, en su sello Mandioca.
La banda la integraban amigos de Moris como Claudio Gabis, Javier Martínez, Pappo y Richard Green, el organista de los In, dueño de un órgano Farfisa.